Tendrá lugar el 24 de abril de 2024 en el grado 4 de Escorpio
La Luna llena en Escorpio, también conocida como Luna de Wesak o Luna del Buda, siempre es una invitación a explorar en lo más profundo del alma y arrojar luz a esos rincones oscuros que requieren atención para ser capaces de reconocer todo nuestro potencial inexplorado, tomar consciencia del sufrimiento que albergamos en nuestro interior, de nuestros traumas sin resolver, de nuestras negatividades y bajas pasiones, de esas emociones oscuras o densas que, de alguna manera, nos intoxican y aprisionan, así como de la necesidad de transformarnos.
En la medida en que aceptamos el desafío de nuestra transformación interior y permitimos y promovemos que esta tenga lugar, transmutando y soltando aquellos condicionamientos internos, miedos, traumas, aferramientos y emociones nocivas, empiezan a emerger y florecer, al igual que lo hace un loto en lodo, verdaderos tesoros que estaban ocultos en lo más profundo de nosotros, como talentos y habilidades que habíamos reprimido o que aún no habían madurado lo suficiente como para ser visibilizados.
Entonces nuestro potencial creativo es revelado junto a una profunda sabiduría, fortaleza y empoderamiento.
La Luna llena en este signo tan profundo y misterioso nos conecta con un sufrimiento que puede provenir o resonar con el de nuestra más tierna infancia e incluso con traumas heredados de nuestros ancestros, especialmente del linaje femenino (madre, tías, abuelas). Es, por ello, un momento excelente para hacer terapia y autoindagación.
A nivel emocional podemos sentirnos bastante removidos, sobre todo si tenemos muchos temas profundos por resolver, es momento pues de prestarles atención y ponernos manos a la obra en lo referente a nuestro trabajo interno.
Por doloroso que resulte a veces mirar dentro de nosotros, si no lo hacemos permaneceremos estancados en nuestra evolución, revolcándonos en el sufrimiento sin atrevernos a observar y reconocer sus causas y asumir la responsabilidad de transformar lo que nos corresponda para liberarnos de su yugo.
Según las enseñanzas del Buda Sakyamuni, existen tres tipos de Duhkha o sufrimiento:
Duḥkha duḥkhatā (El sufrimiento del sufrimiento): Corresponde al dolor y el sufrimiento físico y mental intrínseco, en su sentido más burdo, el sufrimiento per se.
Viparinama duḥkhatā (El sufrimiento de la impermanencia): Aquel relativo al cambio y la pérdida, el cual proviene del aferramiento. Sufrimos porque nos aferramos a estados, personas o situaciones que, tarde o temprano desaparecerán, así como también a la experiencia vital en sí que, tarde o temprano, concluirá cuando dejemos este cuerpo, que también es cambiante y transitorio, impermanente.
Samskāra duḥkhatā (El sufrimiento de la existencia condicionada o el sufrimiento que todo lo permea): Tiene que ver con la insatisfacción de estar experimentando una existencia condicionada, de estar aquí, sumergidos en la ilusión del Samsara, encarnados en un cuerpo físico, condicionados a un constructo egóico, a patrones mentales y emocionales, a tendencias inconscientes, tanto personales como colectivas, al karma (fruto de nuestras acciones), etc.
También explicó, entre muchas otras cosas, que existen tres grandes venenos, causantes de nuestro sufrimiento y que son: La ignorancia, el apego y la aversión.
Estas sabias enseñanzas son clave para comprender el porqué de nuestro sufrimiento y trabajar internamente en consecuencia para transitar esta existencia de forma más sabia, sana, serena, ecuánime y plena y, en última instancia, a través de la práctica espiritual y la autotrascendencia, liberarnos del sufrimiento.
Hagamos de estas nuestra meditación no sólo para esta Luna llena sino para todo este ciclo lunar y para toda nuestra vida pues, si alcanzamos a realizarlas plenamente en nosotros y aplicarlas de forma práctica y cotidiana, constituirán la llave maestra de nuestra liberación.
Es importante tener en cuenta la influencia del planeta Plutón, dispositor de la Luna llena escorpiana por su regencia moderna sobre el signo de Escorpio, y de Marte, regente tradicional de este signo y, por lo tanto, también dispositor de las energías de esta Luna Llena.
En este sentido, Plutón en Acuario se encontrará formando parte de una T cuadrada con la Luna llena en Escorpio y el Sol en Tauro, y cumpliendo además la función de punto focal de esta T cuadrada, lo que representará la imperiosa necesidad de una profunda y radical transformación que, de alguna manera, nos libere del sufrimiento emocional y de la resistencia interna y egóica a llevar a cabo esta transformación.
Y es que, para dejar de sufrir hay que estar dispuestos a aceptar soltar aquello a lo que estábamos tan acostumbrados y que, por dañino que pudiera resultar para nosotros, nos resistimos a dejar ir a causa del apego y de la seguridad que, en algún sentido, representa para nuestro ego.
No cabe duda que, este derrumbe de condicionamientos y viejos patrones que estuvieron resistiéndose a morir puede llegar a resultar profundamente doloroso, no obstante, en última instancia, tiene por objeto, liberarnos de aquello que era doloroso per se, o bien ya estaba caduco, produciendo un estancamiento en nuestra evolución, o que simplemente ya había cumplido su función de aprendizaje en nuestras vidas.
Esta T cuadrada, con Plutón en Acuario como punto focal representa, así mismo, un giro de timón, un punto de inflexión en nuestras vidas y una invitación a despertar a través de un proceso consciente de muerte y renacimiento que puede, a pesar del dolor y la tensión que entraña, resultar no solamente radicalmente transformador sino renovadoramente empoderador.
Sea como sea, saldremos más fuertes y sabios de este duro desafío.
Marte, por su parte, se encuentra haciendo conjunción a Neptuno en Piscis, un Neptuno que, además se encuentra en conjunción a la estrella aciaga Scheat.
Aquí el desafío consiste en hacer de este momento tan doloroso y/o transformador una oportunidad de autotrascendencia, venciendo la tentación de autoevadirnos o el impulso de escapar a través de algún tipo de adicción, de un proceso depresivo o de la violenta negación o escape de la propia vida.
Más allá del profundo y desgarrador sufrimiento que podamos estar experimentando, hay un sentido transcendente que, muchas veces, escapa a nuestra comprensión.
El arte y la espiritualidad pueden ser nuestra mejor herramienta en este momento de prueba e inflexión para experimentar el dolor de forma más consciente y ser capaces de transcenderlo, descubriendo el poder de la sensibilidad, la inspiración y la fe, así como del amor incondicional y el perdón, primeramente hacia nosotros mismos que nos permitirá comulgar con la totalidad de la existencia de forma plena y sublime, aceptando el proceso de nuestra vida, fluyendo de forma más amorosa en el océano de esta experiencia evolutiva.
En un sentido mundano, el plenilunio escorpiano y todo este ciclo lunar viene a representar también el detonante de una profunda y radical transformación colectiva, donde la fricción producida por el control, la manipulación y el dolor infligido en los pueblos a través del poder establecido generará un ambiente de disruptiva tensión que puede desembocar en situaciones de rebelión, protestas, actos terroristas, haqueos al sistema financiero (esto último por la influencia de Urano en Tauro actuando como dispositor de las energías de Plutón en Acuario, etc., máxime si tenemos en cuenta que esta Luna llena escorpiana viene a representar el clímax de este ciclo lunar, habiendo tenido este su inicio o novilunio con un eclipse solar en el luchador, violento e impulsivo signo de Aries, signo vinculado a las guerras y conflictos en general, lo cual ha hecho recrudecer, entre otras cosas, el ambiente bélico actual, dejando su estela de miedo, muerte y destrucción a su paso.
Marte en conjunción a Neptuno en Piscis conjunto a la estrella fija aciaga Scheat, viene a refirmar este drama bélico que, para muchos es hoy día, lamentablemente, su drama personal como lo puede estar siendo para otros la violencia callejera y la inseguridad ciudadana que azota a sus países, y para otros, aunque no nos afecte tan directamente, está no solamente hiriendo nuestra fibra humana, sino además resonando, dada la presencia de Quirón en Aries, con heridas transgeneracionales de guerra o violencia de cualquier otro tipo, ya sea física o psicológica (esta última reforzada por esa conjunción de Marte, dispositor de Quirón en Aries, con Neptuno en Piscis.
No cabe duda que vivimos tiempos aciagos, no obstante, ante el dolor y el desconcierto que ello nos pueda generar, se nos está dando un impulso cósmico extraordinario en pro de nuestro despertar espiritual.
Lamentablemente, a veces la vida nos sacude de forma abrupta desde la raíz para socavar en lo más hondo de nosotros y activar esa profunda y renovadora transformación que estamos necesitando, ese salto cuántico imprescindible para evolucionar.
El dolor viene a despertarnos, a sacudir nuestras sombras para que tomemos mayor consciencia de nosotros mismos y de nuestra urgente necesidad de transformarnos, no sólo por nosotros mismos, sino para beneficio de todos los seres sintientes.
Al igual que al Buda histórico, si salimos de nuestro castillo, metafóricamente hablando, de esa zona de confort personal en la que muchas veces nos evadimos, incluso de nosotros mismos, tomaremos mayor consciencia del sufrimiento que existe por doquier, que está tanto dentro como fuera de nosotros, y de la imperiosa necesidad de liberarnos de este y de desarrollar la compasión que nos lleve también a comprometernos, de alguna manera, en la liberación del sufrimiento de todos los seres. Esto puede parecer una tarea titánica, y lo es, pero cada uno podemos poner nuestro granito de arena, ya sea a través de pequeñas o grandes acciones concretas, de acuerdo a nuestras posibilidades e influencia, o bien, de nuestra práctica espiritual y nuestro diario y trabajo de transformación interior.
Cuando una antorcha se enciende, poco a poco, las que están a su alrededor pueden encenderse también.
La Luz de la consciencia es como un Sol que, reflejado en un diamante tallado puede, a través de sus múltiples caras, iluminar a otros.
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