Tendrá lugar el 25 de enero de 2024 en el grado 5 de Leo
Tenemos ante nosotros un plenilunio de alta intensidad que promete remecer nuestra consciencia y detonar los cimientos del ego para promover en nosotros un transformación radical que conduzca a un proceso de despertar, no sin antes confrontarnos con nuestra sombra, con esos aspectos desconocidos o negados de nosotros mismos que serán revelados a la luz de la consciencia para ser abrazados e integrados.
Y es que esta Luna llena en Leo contará con la presencia poderosa de Plutón, que estará oponiéndola junto al Sol en el errático, sorpresivo y disruptivo signo de Acuario.
Por si fuera poco, el Sol estará funcionando como dispositor de la Luna, por su regencia sobre el signo de Leo, conduciendo ese flujo energético de la expresiva y empoderada luna llena leonina al territorio de lo caótico y lo inesperado, representado por el signo de Acuario, donde toda creación es fruto de una previa destrucción de todo aquello que se antoja viejo o caduco, en busca de una congruencia con nuestro actual estado de consciencia, o bien para promover un salto cuántico a un estado de consciencia mayor.
Si a ello le sumamos la presencia de Plutón que ha vuelto para quedarse por largo tiempo en el signo de Acuario, tenemos el caldo de cultivo para una gran explosión que tirará por tierra aquello que sentíamos que éramos en lo más profundo de nosotros mismos, esa imagen preconcebida que ya empezaba a chirriar con nuestro actual momento evolutivo, que nos mantenía estancados en condicionamientos, algunos de ellos autoimpuestos, otros heredados de nuestra impronta familiar y ancestral, que nos había convertido en presas de nuestras circunstancias, y que ya no nos permitía encarar la experiencia vital de forma óptima y expansiva.
Y, precisamente, será ese espíritu de expansión, representado por el planeta Júpiter, el que servirá de acicate para detonar esa transformación radical, ese profundo y contundente salto cuántico que precisamos dar en este momento de nuestro proceso evolutivo.
Este planeta, que aún se encuentra transitando por el estable, pacífico y floreciente signo de Tauro, constituirá el foco de una T cuadrada de la que estará participando con la Luna llena en Leo y el Sol y Plutón en Acuario.
Esta figura cósmica, constituida por dos cuadraturas y una oposición, comporta una gran tensión energética que, además de generar stress, nos pone en alerta, a la defensiva, pero también es una configuración dinamizante y estimulante, que nos ofrece retos o desafíos que pueden traducirse, si los asumimos con empeño y entusiasmo, en una oportunidad de superación en nuestras vidas.
A la sazón de las energías implicadas, esta T cuadrada nos recordará que, si deseamos arraigarnos a largo plazo y expandirnos de forma floreciente y consolidada en algún ámbito de nuestra vida, será preciso desarraigarnos o echar nuevas raíces en otro, que es preciso liberarnos de las pesadas ataduras que nos oprimen y ser capaces de empoderarnos, operando los cambios radicales que precisamos para poder avanzar y prosperar y que, para conquistar la seguridad y estabilidad en algún sentido, puede ser necesario experimentar crisis e inestabilidad en otro, por mucha incertidumbre que ello nos pueda generar.
Y es que a veces el progreso se consigue a la fuerza, de forma irreverente y disruptiva, desafiando la seguridad existente y promoviendo cambios que nos conduzcan a luchar por avanzar de forma más sólida y constante, abriéndonos paso, como una planta en busca de la luz, entre las dificultades, en medio del caos creativo de la existencia y en confabulación con este.
Durante este plenilunio podremos comprobar como de las crisis vienen los creces y que Dios escribe derecho con líneas torcidas, así que será muy importante estar atentos a las múltiples formas en que el Universo puede guiarnos, aunque sea con crudeza, a un avance en nuestra evolución, así como a oportunidades de florecimiento y abundancia que puede que se antojen erráticas e inestables y que habremos de saber agarrar al vuelo y cuidar, como a un hermoso jardín, de las vicisitudes de un clima desafiante e inestable.
Por otra parte, Júpiter en Tauro nos invitará a afrontar con sentido práctico las crisis que estarán desafiando nuestros planes de estabilidad y prosperidad, a trabajar con fe, entusiasmo y visión de futuro, a fomentar nuestra autoestima y a tener en cuenta las creencias relativas al dinero que podrían estar obstaculizando nuestra abundancia, dificultando así la posibilidad de abrirnos a esos cambios radicales que precisamos dar para avanzar en nuestra vida, el soltar viejos patrones tóxicos de dependencia y el liberarnos de aquello que nos oprime, que subyuga nuestra voluntad, restándonos control sobre nuestras vidas, anulando nuestra creatividad y ensombreciendo nuestro brillo.
Sólo desde la libertad podremos empoderarnos en el descubrimiento de nuestro propósito, y para liberarnos será preciso transformarnos.
Ante todo este panorama cósmico, veremos a la fogosa y vibrante Luna llena en Leo brillar como la reina que es, haciendo alarde de su fuerza y poderío, intentando controlar la situación con su talante enérgico y entusiasta, desafiando con sus aires de grandeza los inevitables cambios que amenazan su posición conquistada a base de talento y valentía, jugando como una niña traviesa con cierta indiferencia ante la tormenta que se avecina, hinchando el pecho y sacando garras como una leona para aventurarse a la batalla con lo inevitable.
Y veremos a esta reina caer en lo más profundo para reinar en el abismo de sus miedos y condicionamientos, para enfrentarse con una sombra que parece querer destruirla o quizá cambiar su corona radiante por una corona de espinas y flores que se irán marchitando, con el paso de los días, para recordarle que el dolor es parte de la experiencia humana y que nada es eterno en esta vida, que hay partes de ella que tienen que morir para poder renacer de una nueva manera, mucho más fuerte y sabia, que a veces hay que sucumbir y aceptar que no es posible controlarlo todo, que el Universo tiene una inteligencia que sobrepasa nuestra humana comprensión y que sólo puede ser abordada desde una perspectiva consciente, que sea capaz de ver más allá, de intuir los motivos ocultos de la existencia y la necesidad de profundos cambios radicales que den curso a un salto cuántico en nuestro proceso evolutivo.
En definitiva, esa Luna en Leo ha de comprender que ha llegado el momento de morir para renacer de nuevo, de dejar morir el egoísmo, la arrogancia, el orgullo, el control, el afán de protagonismo, la actitud infantil y la necesidad de reconocimiento y renacer en la vitalidad, la espontaneidad, la dignidad, la generosidad, la creatividad, la radiancia y la valentía, experimentando una brusca pero positiva metamorfosis que la capacitará para rugir de manera diferente, habiéndose crecido en medio de la dificultad y los desafíos y conocido la derrota del ego, habiendo sido humillada en el dolor, ese que nos iguala a todos y nos recuerda lo vulnerables que podemos llegar a ser, habiendo aprendido a explorar aspectos desconocidos o negados de sí misma, descubriendo las múltiples posibilidades de su potencial creativo, habiéndose deconstruido desde las raíces y vuelto a construirse desde una perspectiva renovada, mudando la ajada piel y emergiendo con la libertad de poder volar con su vibrante y radiante energía.
Y es que no hay nada más digno y empoderador que reinventarse, afrontando con valentía el reto de descubrir y sacar a la luz nuestro potencial ignorado, reprimido o negado, permitiéndonos brillar con total majestad y elegancia, sintiendo la profunda y renovada dicha de estar vivos.
Esta luna llena en Leo estará representando a nuestra alma brillando con fuerza, irreverente, en medio de la tormenta, para luego rendirse ante su imponente poderío y permitir que la transforme.
Es importante comprender que ese desafío que se presenta ante nosotros es una proyección de nuestro inconsciente, que la tormenta que vemos afuera es aquella que llevaba mucho tiempo fraguándose en nuestro interior.
A veces el alma, representada por la Luna, ha de romperse, como un espejo, en mil pedazos, para que su nocturna luz pueda llegar a esos rincones hasta ahora inexplorados de nuestro inconsciente y que, tanto los demonios como los tesoros que allí se ocultan, puedan ser revelados, explorados e integrados con sabiduría, honrando su lugar en nuestra vida.
Tal es la atmósfera emocional que nos augura este plenilunio, que viviremos con la intensidad que el fogoso signo de Leo representa, con la pasión de esa energía femenina fuerte, radiante y empoderada que podemos ver muy bien representada tanto en el arcano de La Fuerza como en el de la Reina de Bastos, arquetipo que con su creativa sensibilidad, su cálida y efusiva afectividad, su poderoso psiquismo, su arrolladora emocionalidad y su capacidad de autodominio, desarrollada tras un arduo trabajo interior, nos infundirá entusiasmo, nos protegerá con brío y nos arropará con su inteligencia emocional como sólo una madre magnánima y majestuosa como ella puede hacerlo, aunque para ello deba llenarse las manos de las cenizas que ese volcán en erupción, representado por Plutón en Acuario, nos depara.
Algo muy poderoso remecerá nuestros cimientos, grandes verdades serán reveladas y aquello que permanecía oculto verá la luz de forma violenta e impactante.
Resumido en pocas palabras, ha llegado la hora de la gran crisis que nos hará despertar y esta luna llena en Leo contribuirá a arrojar luz en este decisivo momento de nuestras vidas del que saldremos renovados, revitalizados y más conscientes de nuestro propósito evolutivo, dispuestos a cocrear en cooperación con las poderosas fuerzas del Universo.
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