Tendrá lugar el día 27 de diciembre de 2023 en el grado 4 de Cáncer
Ha llegado el momento de prepararnos a transitar un nuevo plenilunio, cuyas energías impregnarán los últimos días del 2023 y cuya impronta dará la bienvenida al nuevo año 2024.
Se trata de la Luna llena en Cáncer que nos arropará con su luz maternal, acogedora, una luz que refleja el pragmático brillo del Sol en Capricornio, de ese niño interior que juega dentro de unos límites establecidos, que tiene sus propios planes y metas y que actúa con la madurez propia de quien ha experimentado duras lecciones, con una prudencia que lo contiene de cometer errores y lo lleva a avanzar lento pero seguro, con paso firme, ascendiendo a la conquista de aquello que ambiciona.
Es ese Sol Invictus que ilumina la que, para el hemisferio norte, es la noche más oscura del año y las que le siguen, con su cálida luz que nos reconforta durante los primeros días del frío invierno.
La Luna en Cáncer, su domicilio cósmico, responderá, como buena madre, resguardándolo de sus miedos, totalmente expectante y plenamente receptiva, presta a acunarle, a proveerle de dulzura y de mimos ante esa aspereza que a veces puede mostrar ese niño interior capricorniano sobre el que pesa la responsabilidad de proveer de luz y alegría a los rincones más fríos y oscuros que nos habitan.
Esta dualidad nos habla de la experiencia de maternar aceptando que, a veces, ese afecto será rechazado por un sentimiento de precoz madurez y autosuficiencia, pero que también será respetado y justamente valorado.
Y que, a pesar de la expresión templada o incluso austera que le caracteriza, el Sol en Capricornio verá en esas muestras de afecto lunar un reconocimiento a su esfuerzo, al arduo trabajo realizado, al mérito de conquistar sus diarios desafíos.
Y es que ese “pequeño viejito” también quiere que le quieran pero quiere sentirse merecedor de ello.
Lo que no sabe es que la Luna llena canceriana lo va a querer igual, se porte bien o mal, lo va a inundar de mimos, se lo “merezca” o no, porque esta luna nació para poner dulzura en la hosquedad, para cantarle una nana al niño enfurruñado, para abrazarlo en medio del frío de las heladas nieves, para contarle cuentos navideños y recordarle que, a pesar de toda la crudeza de la vida, sigue siendo un niño, una criatura que quizá se exige demasiado a sí mismo y a los demás pero también un metódico y perseverante creador que no se dará por vencido hasta cumplir sus objetivos, que ella apoyará con su estímulo sensible y cariñoso.
La Luna llena en Cáncer nos habla pues de una atmósfera emocional de plena sensibilidad, de cálida hospitalidad, de dulce nutrición y sentido afecto.
Podría decirse que es la luna más maternal de todas, o una de ellas, pues la Luna en Piscis no se queda atrás con su entrega y amor incondicional.
Sea como sea, esta luna representa la unión familiar y la afectividad de estos tiempos decembrinos, así como la magia, la fantasía y la imaginación que enarbolan estas fechas.
Es además una Luna altamente psíquica, sumamente intuitiva, una luna en la que el inconsciente personal y familiar afloran con mayor facilidad a través de los sueños y de la introspección, que pueden ser más prolíficos en este periodo.
Emocionalmente estaremos no sólo más sensibles sino fluctuantes, experimentando una gama variable de emociones, intensificadas por la alta carga energética característica de la fase de Luna llena.
Hay además mayor tendencia a la melancolía pues la luna canceriana se aferra al pasado, a los recuerdos, siendo un tiempo en el que estos estarán a flor de piel, en el que nos remontaremos con mayor facilidad a las memorias familiares y a experiencias de la infancia y, así mismo, tendremos una valiosa oportunidad para rescatar la conexión con nuestros ancestros a través de las historias familiares o del trabajo interno.
En este sentido, puede ser un momento excelente para trabajar interiormente en la sanación de nuestro linaje con algún tipo de técnica o dinámica como puede ser la Terapia Transgeneracional o las Constelaciones Familiares.
Esta luna también nos llevará a estar más pendientes de temas como la infancia, como pueden ser la crianza, los cuidados o la educación infantil, así como también de asuntos relacionados con lo femenino, especialmente con la madre. Y, en general, de todo lo relacionado con la casa, el hogar, la familia, la cocina y la nutrición.
Marte y Mercurio, que ahora se encuentra retrógrado, estarán en conjunción en el optimista y aventurero signo de Sagitario, acompañando al Sol capricorniano, ofreciéndonos la posibilidad de reflexionar acerca de cualquier iniciativa o emprendimiento que nos hayamos propuesto, o en el que ya nos hallemos embarcados, desde una perspectiva espontánea y entusiasta, ayudándonos a recuperar la confianza en nosotros mismos con una mentalidad positiva y visionaria, lo cual no quiere decir que no actuemos con cierto grado de mesura, prudencia y estrategia, tal y como el Sol en Capricornio nos propone.
La Luna desde el polo opuesto, en el sensible signo de Cáncer ofrecerá su apoyo emocional y su confort pero también puede estar demandando que le presten atención a sus emociones pues no todo va a ser trabajar y organizar, hay un mundo interior que atender, un alma que nutrir y necesidades afectivas que colmar.
El asunto aquí es que esta luna muchas veces tiende a adoptar una actitud dependiente e infantil, faltándole la madurez emocional que le permitiría comunicar de forma adulta sus necesidades y esto al Sol en Capricornio puede chirriarle, mostrando rechazo u hostilidad, cuando no hasta indiferencia con una actitud distante y evitativa, lo cual resulta emocionalmente dañino, o en el mejor de los casos, cayendo en actitudes paternalistas que tampoco contribuyen más que a perpetuar la inmadurez y la dependencia.
Estaría bien entonces encontrar ese sano equilibrio entre razón y sensibilidad, entre responsabilidades y nutrición afectiva y aprender a expresar nuestras necesidades de forma más madura pero también ser capaces de ser más empáticos y ponernos en la piel del otro, reconociéndolo como un alma, con emociones y percepciones, que siente y padece y que precisa, como todos, sentirse amado/a, nutrido, cuidado y acompañado.
Y es que en todos habita una niña o niño interior, así como también una madre y un padre, y estos tienen que aprender a comprenderse y a cumplir cada uno su rol.
En la medida en que aprendamos a ser nuestro propio padre y madre y a escuchar a nuestro niño/a interior con respeto y sensibilidad, a guiarlo con un sano equilibrio de amor y disciplina, permitiéndole jugar y crear a la vez que le animamos a poner orden en su caos creativo, podremos ser capaces de desarrollar a la par la inteligencia emocional y la responsabilidad afectiva que armonizaría la polaridad Cáncer-Capricornio.
El trígono y el sextil separativos que la Luna y el Sol se encontrarán haciendo respectivamente con Saturno en Piscis, nos indica que podremos aprovechar la experiencia obtenida a través de nuestro trabajo y disciplina espiritual para saber discernir cuando es preciso poner límites al drama y orden al caos y cuando es preciso disolver límites y condicionamientos impuestos o autoimpuestos, así como también esas murallas de frialdad que dificultan el experimentar la sensibilidad y el amor incondicional, esas que hemos erigido como defensa ante nuestra propia vulnerabilidad pero que pueden llegar a insensibilizarnos ante el dolor ajeno, mermando nuestra capacidad de empatizar, y ante nuestro propio dolor, enfermándonos al reprimir las emociones más profundas. Y es que no es lo mismo la sana contención y la gradual y madura expresión de las emociones en un entorno seguro que el bloqueo castrante.
Por otro lado, Saturno en Piscis también nos invita a poner límite a los abusos, así como a todo aquello que resulte falso, engañoso o confuso.
Pero lo más importante de este tránsito es esa invitación que nos tiende a desarrollar una disciplina y madurez espiritual y una profunda coherencia interna que nos capacite para vivir de forma más sana y óptima la experiencia de este plano material que a veces puede resultar tan dura si no se cuenta con una fortaleza espiritual que nos sostenga desde lo mas profundo.
Tendremos también un trígono del Sol y un sextil de la Luna, en este caso aplicativos, a Júpiter retrógrado en el signo de Tauro, propiciando, a través de una toma de consciencia acerca de nuestras metas y ambiciones y de la responsabilidad que representa nuestro propósito evolutivo, así como de la experimentación sensible y nutritiva de nuestras emociones y la atención a nuestras necesidades más acuciantes, un replanteamiento de la manera en que podemos consolidar nuestra expansión, así como también una reformulación de nuestras creencias acerca de el dinero y los recursos, los valores y la autoestima, que nos facilitará el florecer y el experimentar de forma más placentera el aprendizaje que representa este viaje en el que, como consciencia, nos hayamos embarcados.
Es tiempo de aprender, entre otras cosas, a arraigarnos mejor, a ser más pragmáticos y a disfrutar de la aventura de estar encarnados en este plano material, de nuestro cuerpo, de la naturaleza, de nuestros recursos y de los pequeños placeres de la vida y de proyectar una visión fértil y abundante para que nuestros proyectos y anhelos tengan la posibilidad de manifestarse.
Además contaremos con un precioso sextil entre Júpiter retrógrado en Tauro y Saturno en Piscis que facilitará preparar, con paciente optimismo y profundo pragmatismo, el terreno para la manifestación de nuestros sueños e ideales, facilitando un uso estratégico y organizado de nuestra inspiración para ello.
Por si fuera poco, tendremos una figura planetaria muy especial aportando su dinámica energética a este plenilunio, se trata de un Barco Cósmico, que estará conformado por la oposición entre la Luna y el Sol, los tres sextiles que se estarán formando entre la Luna y Júpiter, el Sol y Saturno y Júpiter y Saturno, y los trígonos entre el Sol y Júpiter y la Luna y Saturno.
Esta figura cósmica nos habla de facilidades para la sociabilización, para el compromiso, las asociaciones, la comunicación y los desplazamientos, promoviendo el encuentro con los demás, la integración social y los acuerdos. Entraña, por tanto, una naturaleza conciliadora, que facilita resolver cualquier conflicto que pudiera presentarse y obtener beneficio de las asociaciones y de la interacción social en general.
Con los planetas y los signos implicados, vemos una buena mezcla de razón e intuición, pragmatismo y sensibilidad, que puede ayudar a que encontremos soluciones prácticas a la vez que inspiradas a cualquier proyecto en el que deseemos embarcarnos o nos hallemos embarcados, así como también un espíritu de comprensión, constructividad, organización y una reflexiva expansión que buscará proyectarse de forma estable y fructífera en el tiempo, en la medida en que la inspiración va tomando forma y se van aclarando las metas, sentando límites sanos, organizando el caos creativo y disolviendo los miedos, bloqueos o condicionamientos que pudieran estar obstaculizando el avance, abriendo paso a un sano equilibrio entre confianza y prudencia, favoreciendo el éxito de cualquier empresa y propiciando la productividad y el beneficio mutuo en las asociaciones.
Es pues una Luna Llena muy favorable para proyectar nuestros sueños y ambiciones y ponerlos en marcha con emoción y empeño, para hacer buenas colaboraciones, equilibradas por la sensibilidad y el sentido común y fundamentadas en una forma inspirada de labrar nuestras metas con una visión reformulada de lo que es la abundancia y la prosperidad que nos ofrezca posibilidades de expansión más coherentes con nuestro actual momento evolutivo y que sean capaces de perdurar en el tiempo.
Y es que, a veces, hay que limpiar el terreno de malas hierbas, que en este caso son esas falsas creencias que limitan nuestra expansión o que la desvían de nuestro propósito, para que aquello que deseamos cosechar pueda arraigarse bien y florecer de forma coherente y abundante.
En función de una de las connotaciones esenciales de la Luna llena en Cáncer, que es el cariño, el cuidado, la nutrición y el confort de la familia y el hogar, es importante recordar que la familia es también como un barco en el que todos hemos de poner de nuestra parte para navegar de la forma más armoniosa posible, sorteando los desafíos y dificultades con fe y amor incondicional y reconfortándonos unos a otros con comprensión y afecto.
Reciban todos mis mejores deseos para estos tiempos de esperanza, que aunque los mares puedan ser tormentosos, los buenos marinos acabarán llegando a buen puerto si saben manejar este hermoso barco de oportunidades cósmicas orientados por el faro de la razón y alentados por las velas de la emoción y la intuición.
Qué tengáis todos felices fiestas y un pleno y dichoso 2024!!
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