Tendrá lugar el 31 de agosto de 2023 en el grado 7 de Piscis
Piscis es el signo de la alta sensibilidad, de la inspiración y la espiritualidad pero también del sufrimiento, la confusión y el drama producido por la ilusión de separación, fruto de esta existencia condicionada.
Su naturaleza dual, representada por dos peces atados por la cola nadando a contradirección, puede conducirnos tanto a las más profundas oscuridades abisales, donde podemos sentirnos perdidos, confundidos, vulnerables, abrumados y/o anulados, como a las aguas más puras y cristalinas, que danzan dulcemente fundidas con la luz del Sol, en las que experimentamos el gozo y la plenitud, en un estado de comunión con la fuente, sintiéndonos serenos, confiados e incondicionalmente amados.
Piscis es profundo y contradictorio, sabio y caótico, confiado e inseguro, capaz de amar incondicionalmente a los demás pero lleno de complejos que pueden hacerle sentir indigno de amor, con una gran facilidad para perdonar a otros pero también para dejarse envolver a sí mismo en la culpa y el remordimiento, con una enorme fe pero con tendencia al pesimismo y la negatividad, con una gran facilidad para reconocer y conectar con su esencia, divina y trascendente pero con una marcada tendencia a sentirse miserable y desvalorizado.
Esta complejidad lo convierte en un signo bastante incomprendido y, en ocasiones, menospreciado, sin embargo, la energía de Piscis exhibe hermosas cualidades que le aportan una imagen llena de gracia y sutileza.
Este es, entre otras cosas, el signo de la magia, la fantasía, el misticismo y la poesía.
Es receptivo y empático, dulce y comprensivo, compasivo y amoroso, siendo poseedor de una gran sensibilidad que puede inclinarlo al arte, la espiritualidad, la sanación o a actividades altruistas.
Su profunda sabiduría lo convierte en un hábil consejero y su misterio y magnetismo le dotan de un encanto especial y de un poderoso atractivo que trasciende lo físico.
Está dotado además de una gran intuición y sensibilidad psíquica que, si aprende a canalizar adecuadamente, puede servirle de guía tanto a sí mismo como a otras personas.
Su enorme fe suele sostenerle en las más recias tormentas y alentar y reconfortar a otros en momentos difíciles pero también puede conducirle al más ciego fanatismo, a verse envuelto en engaños y situaciones confusas, alienantes y abusivas, cayendo así en el papel de víctima. A veces, puede ser él mismo quien arrastre a otros a su propia confusión o los sumerja en sus fantasías, los engañe, manipule y/o abuse.
Todo dependerá, como siempre, de su estado evolutivo, su autoconsciencia y autodominio, así como de su capacidad para aprender a gestionar adecuadamente sus emociones y canalizar de forma sana y productiva su inspiración y su fértil imaginación.
Piscis puede llegar a ser desde un sectario o un timador a un maravilloso artista, un sensible psíquico, sanador o psicólogo o un elevado místico que, después de haber atravesado y trascendido múltiples pruebas y sufrimientos, alcanza la plenitud interior y se convierte en un ejemplo de gracia, bondad, profunda sabiduría y compasión.
Por ello, es muy importante para este signo la madurez emocional y la disciplina espiritual, así como el tener un cable a tierra que le ayude a ordenar su caos interno, a templar su fe, a materializar sus sueños y a canalizar de forma productiva su profunda sensibilidad, su sublime inspiración, su enorme potencial creativo y su fértil imaginación.
Y justamente eso viene a hacer Saturno que, en esta oportunidad, se encontrará acompañando a la Luna llena pisciana.
Este planeta nos habla de sentido práctico, de trabajo y disciplina, de forma y estructura, de orden y planificación, de normas y límites, de materialización y concreción, de estabilidad y seguridad, de realismo y madurez, de nuestra experimentación del plano físico, así como también de nuestra relación con la autoridad.
Desde marzo del presente año, Saturno se encuentra transitando por el signo de Piscis para darnos profundas lecciones que para muchos resultarán como un balde de agua fría que los confrontará con la realidad, castrando esos sueños e ilusiones que se antojan irrealizables o exigiéndoles una dura cuota de trabajo, disciplina, persistencia y paciencia para verlas concretadas.
En este sentido, el Sol en Virgo que aporta, entre otras cosas, su objetividad, pragmatismo coherencia, selectividad, productividad y funcionalidad, nos ayudará, a la sazón en este plenilunio pisciano, a discernir entre esas quimeras que no hacen más que consumir inútilmente nuestro tiempo y esfuerzo, dejándonos frustrados, arruinados y drenados psicológicamente, y aquéllos sueños realizables que simplemente están requiriendo una cuota mayor de planificación, organización, estrategia y dedicación junto a algunos reajustes estructurales que permitan su cristalización.
Por su parte, Neptuno, dispositor de esta Luna llena pisciana, así como también de Saturno en Piscis, por su regencia moderna sobre este signo, se encontrará formando un gran trígono menor con Urano en Tauro y Plutón, aún retrógrado, en Capricornio, planetas que, junto a Neptuno, forman parte de la tríada transpersonal, facilitando y dinamizando con sus poderosas energías cambios radicales a nivel material, de recursos, de valores y autoestima y profundas transformaciones estructurales que van a renovar las bases sobre la que se sustentan nuestros sueños, ilusiones y aspiraciones más elevadas, representadas por Neptuno en Piscis como punto focal de esta configuración, que aportará, cómo no, toda su inspiración y fe en este proceso.
Para otras personas, esta Luna llena acompañada de Saturno en el trascendente signo de Piscis representará la disolución de esos bloqueos y límites autoimpuestos en cuanto a sus emociones y sensibilidad, que han estado afectando su conexión con el mundo interior propio y ajeno, coartando su inspiración e imaginación y estancando su evolución a nivel espiritual.
En otros podría representar experiencias de disolución de los límites sanos a nivel psíquico o emocional, llevándoles a experimentar estados de extrema vulnerabilidad o de desequilibrio psicológico.
Por ello, es muy importante cómo experimentemos, procesemos e integremos la energía de Saturno en Piscis, sabiendo templar la fe con el raciocinio y la sensibilidad y subjetividad con la objetividad.
Actualmente, este se encuentra en movimiento retrógrado ofreciéndonos la oportunidad de revisar y reflexionar en cuanto a lo que representa su energía limitante, constructiva, organizadora y cristalizadora, a través de la profunda sensibilidad, la vulnerabilidad, el caos creativo, la adaptabilidad, la emocionalidad, la enorme percepción, la inspiración, la fe y la ilusión, representadas por la energía pisciana.
A nivel emocional, esta conjunción da tendencia a la tristeza, la melancolía, incluso a la depresión. Es posible también experimentar sentimientos de soledad, pérdida o abandono, rechazo y frustración.
La combinación de Saturno y la Luna en Piscis nos remite a un pasado añorado por lo mágico que fue, o bien, lamentado por lo sufrido que resultó, apegándonos al recuerdo de esos tiempos idílicos que no volverán o reviviendo tortuosamente esos que deberíamos superar a través de un profundo y arduo trabajo interior para poder seguir adelante.
En este orden de ideas, es posible también que hayamos reprimido tales recuerdos para evitar el dolor asociado a estos y que, de alguna manera empiecen a emerge, por ejemplo, a través de nuestros sueños o de reuniones familiares, siendo preciso, poder hacer un repaso ecuánime de esas memorias que nos permita sublimar el pasado, honrando los aprendizajes adquiridos, trascendiendo el dolor y la crudeza de las experiencias más duras y celebrando la belleza trascendente de aquellas que dejaron en nosotros un huella positiva, haciendo el duelo si es preciso y aceptándolas, tanto unas como otras, como parte de nuestro proceso evolutivo.
Por otra parte, este plenilunio nos invita a una maduración respecto a nuestras emociones más profundas, así como a una toma de consciencia acerca de aquéllas que hemos estado reprimiendo. Es hora de resignificarlas y, de esta manera, reordenar nuestro mundo interno.
Es momento también de poner en práctica la resiliencia y la inteligencia emocional, de reevaluar nuestro drama interno desde un enfoque más maduro, aprendiendo a gestionar nuestras emociones e instintos de forma pragmática y racional.
De igual manera, se nos invita a redefinir los límites de seguridad respecto a nuestro mundo emocional, a replantearnos hasta qué punto hemos erigido corazas que nos han enfriado, insensibilizado o desconectado de nuestros instintos y emociones.
Así mismo, este plenilunio nos ofrece una excelente oportunidad para revisar los bloqueos que puedan existir respecto a nuestra imaginación e inspiración, así como en lo referente a nuestra intuición y otros dones psíquicos que podamos poseer.
Neptuno, que además ser uno de los dispositores de esta Luna llena y de Saturno en Piscis, también se encuentra retrógrado, podrá ayudarnos, a través de una profunda introspección, a disolverlos, así como también a reconectar con nuestra más profunda sensibilidad y vulnerabilidad.
En este sentido, es posible que recuperemos o veamos incrementadas aquellas capacidades psíquicas y/o potencial creativo que, durante mucho tiempo, habíamos estado reprimiendo, así como también, que experimentemos una especie de catarsis emocional, en la que afloren sobre todo el llanto, la melancolía y un profundo sentimiento de conexión de nuestra alma con el resto de la existencia, lo cual fomentará la empatía, la comprensión y la compasión.
Por contraparte, puede que para otros el trabajo sea poner límites a la emocionalidad y/o el psiquismo desbordados, aprendiendo a gestionarlos con templanza, prudencia, objetividad y madurez.
Por otra parte, es momento de revisar aquellas actitudes de drama, dependencia, manipulación, evasión, confusión, incertidumbre o falsedad por parte nuestra o de otros, especialmente en nuestras relaciones familiares y afectivas, y aprender a establecer y respetar límites sanos que nos preserven de vernos envueltos en situaciones de abuso, engaño, victimización, etc.
Es oportuno también revisar nuestra relación con la autoridad desde una perspectiva más sensible, y tomar consciencia de, hasta qué punto, hemos o nos han anulado, invisibilizado, abusado, vulnerado, humillado o desvalorizado en ese tipo de relaciones en las que alguna de las partes ejerce un rol de autoridad respecto al otro.
Es hora pues de desarrollar mayor compresión, empatía y respeto y reclamar lo mismo para nosotros en este tipo de relaciones.
En otro orden de ideas, este plenilunio movilizará la estructura familiar a un nivel transpersonal, ofreciendo la oportunidad de reordenar el caos y la confusión que pudieran existir en esta, de resignificar roles, de reubicarse cada uno en el lugar que le corresponde dentro del árbol, honrando el papel que le corresponde y asumiéndolo con mayor madurez y responsabilidad, trascendiendo las cargas que no le corresponden, así como cualquier sentimiento de culpa y desvalorización, reconociendo con humildad y dignidad los errores cometidos y aprendiendo a perdonar y perdonarse, reparando en lo posible los traumas de abandono a través de la responsabilidad y el amor incondicional, dando y aceptando el soporte emocional y espiritual ante el dolor y la pérdida que se haya podido experimentar en el clan.
Es pues una gran oportunidad de sanación para la estructura familiar y un momento ideal para hacer terapia, en especial de constelaciones familiares, así como también de biodescodificación y transgeneracional, en apoyo de este proceso.
Será un tiempo también de replanteamiento en cuanto a normas, costumbres y tradiciones familiares, siendo tiempo de trascender aquellas que, por algún motivo, ya estén obsoletas, y reforzando aquellas que tienen un sentido más espiritual que sostiene al clan y lo nutre de amor incondicional.
Por último, pero no menos importante, es preciso mencionar la función de Júpiter como dispositor tradicional de las energías de la Luna y Saturno en Piscis, por su regencia tradicional sobre este signo, que nos facilitará, en compañía de Urano retrógrado, con el cual se encuentra actualmente en conjunción en el signo de Tauro, el replantearnos la posibilidad de proyectar algunos cambios radicales que puedan resultar expansivamente productivos, ayudándonos a manifestar la abundancia que colmará esas carencias que hasta ahora no habíamos sabido o podido llenar y que, con esta Luna llena, pueden hacerse más notorias para que de una vez por todas nos hagamos cargo de estas.
Así mismo, nos invita a cambiar de perspectiva respecto a nuestras creencias, replantéandonos y renovando nuestros valores en coherencia con nuestro actual estado de consciencia.
El trígono que ambos se encuentran realizando con Mercurio retrógrado en Virgo ha venido contribuyendo a ello a través de una reflexión detallada y concienzuda que nos ayudará a discernir entre esas creencias, ideales y filosofías de vida que vibran con nosotros y aquellos que ya no nos resuenan o que quizá necesitan ser reinventados o actualizados.
Estaremos, por decirlo así, renovando nuestra visión y nuestro sentido de la existencia, de una forma práctica, basados en esos nuevos valores que están surgiendo en nosotros. Los recursos, el ahorro, la autoestima, la paciencia y la tenacidad, el esfuerzo, la fortaleza, la estabilidad, la paz, el confort, el placer, el trabajo, la naturaleza y el plano material en general, incluido nuestro cuerpo físico, construirán también aspectos importantes a considerar en esa renovación de nuestra visión o filosofía de vida.
Deseo pues que esta Luna llena sea plena de sabiduría, esa que ofrece la experiencia, esa que nos muestra, a veces con crudeza pero con un sentido trascendente, cual es el camino correcto, esa que nos enseña ecuanimidad, templanza, que a través de la austeridad nos invita a ser más prudentes y ahorrativos pero también menos mezquinos con nosotros mismos y con los demás, entre tanto que más compasivos y empáticos.
Cultivemos pues en nuestro interior la paciencia, hagámonos cargo de nuestras necesidades más acuciantes, prestemos atención a esas carencias que puedan existir en nuestra nutrición tanto física como emocional y espiritual, cuidemos nuestros horarios de sueño y alimentación, demos el soporte que podamos, ya sea material o espiritual a nuestros familiares y afectos, pongamos límites sanos a quien abusa de nuestro afecto y respaldo, trabajemos con ahínco y disciplina por manifestar nuestros sueños y generemos un espacio propio, íntimo, de disciplina espiritual y creativa, donde pueda emerger la inspiración y la belleza sutil de forma práctica y productiva. Permitamos que la música, la poesía, la danza, el cine, la fotografía, nos acaricien nuestra alma con su magia disolviendo la rigidez y la negatividad que hayamos podido acumular en nuestro interior. Tomémonos un momento de reflexión en silencio que nos nutra de profunda sabiduría.
Además de La Sacerdotisa, El Colgado y La Luna, que pueden apoyar este proceso de introspección, el arcano IX, El Ermitaño, es una buena carta para meditar durante este plenilunio, recordándonos hacer ese peregrinaje interior, que nos pide cierto ascetismo y austeridad, no sólo en cuanto a nuestras necesidades, sino en un sentido emocional, todo ello para propiciar ese recogimiento que nos conduzca a la luz que mora en lo más profundo del alma, esa luz que luego podremos ofrecer a otros, a medida que prosigamos nuestro camino evolutivo, porque aunque en estos tiempos complejos que nos ha tocado vivir pareciera que vamos para atrás como el cangrejo, seguimos avanzando, lento pero seguro, sostenidos por el amor incondicional de la fuente. Sostengamos la fe.
Nathacha Oura
Astrología Consciente
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