
La Luna nunca deja de sorprendernos pues en cada ciclo lunar nos ofrece, a través de su cósmica danza, una dinámica completamente diferente. Y no se trata sólo del hecho de que en cada ciclo su novilunio y plenilunio tienen lugar en un signo distinto al del resto de ciclos lunares que acontecen a lo largo del año, sino que además cada uno de ellos forma parte de una dinámica planetaria particular que le da un matiz especial a esa lunación.
En esta oportunidad, pudimos contemplar la belleza del plenilunio en el pacífico, sosegado, sensorial, trabajador, productivo y pragmático signo de Tauro.
No obstante, esta no ha sido Luna llena en Tauro cualquiera pues ha visto su fértil y tranquila naturaleza alterada por la presencia del errático, cambiante y revolucionario Urano, como tampoco lo está siendo este ciclo lunar, en el cual la dinámica de la conjunción Luna Urano del plenilunio ha tejido su influencia aunada a la impronta del contundente y transformador novilunio escorpiano que nos propuso ir a lo más profundo de nosotros mismos a través de su estela de muerte y renacimiento, que vino a transformarnos y a enseñarnos la cruda verdad de la impermanencia y a mostrarnos los apegos, miedos y condicionamientos arraigados en nuestro interior, así como también a revelar nuestro potencial creativo, ese que yacía oculto en las oscuras cavernas de nuestro inconsciente, esperando a ser aceptado y reconocido.
Así lo vivimos de cerca en España, a través de los trágicas inundaciones ocurridas el día 29 de octubre (tan sólo 3 días antes del novilunio escorpiano y, por ende, asociado a su dinámica energética y a la del ciclo que este inició) por el paso de la Dana que afectó duramente a la comunidad valenciana, así como también a Teruel, Murcia, Albacete y Andalucía, y que en días posteriores también dejó sentir su fuerza en Cataluña, especialmente en la provincia de Tarragona.
La presencia de Plutón, dispositor moderno del reciente novilunio por su regencia sobre el signo de Escorpio, en el signo de Capricornio, trajo consigo la destrucción estructural causada por la violencia de las aguas, representada por Marte, dispositor tradicional del novilunio escorpiano, haciendo oposición a Plutón desde el el signo en Cáncer.
Por otra parte, Plutón en Capricornio, con Saturno en Piscis como su dispositor, dejó en evidencia, entre otras cosas, la ambición y el despotismo de quienes detentan el poder, las trabas intencionadas que, surgidas de la crueldad más miserable, generaron más caos y sufrimiento, las luchas de poder y la desidia a la hora de asumir responsabilidades, así como las complicaciones, retrasos e inoperancia fríamente calculada de quienes controlan la estructura de poder.

Luna Nueva en Escorpio 2024 calculada para Paiporta, comunidad valenciana, España
Nótese Urano en Tauro angular en conjunción casi exacta al FC (Fondo de cielo), indicando una alta probabilidad de desastre natural en la zona, opuesto a Mercurio en Escorpio, también angular, en conjunción al MC (Medio Cielo), cuya energía remite a la imagen de las calles anegadas de lodo y los coches flotando en medio de esas aguas torrenciales transformadas en lodo y, ene general, a noticias de muerte y destrucción. Así mismo, el mapa muestra a Plutón en Capricornio, también angular, en conjunción al Ascendente, representando, entre otras cosas, la destrucción de estructuras, opuesto a Marte en Cáncer, angular también, en conjunción al Descendente, simbolizando la energía de las violentas aguas que arrasaron los hogares. Observamos también a Júpiter en conjunción al infortunio en Géminis, aspecto relacionado con los desafortunados fallos de comunicación por parte de los entes políticos al cargo, mientras que la Rueda de la fortuna en Acuario conjunta a Plutón en Capricornio nos señala la rebeldía ante la inoperancia del poder establecido que, en un gesto de solidaridad, hizo posible la ayuda del pueblo para el pueblo.

Incidencia geográfica de la Línea de Urano en conjunción al FC (Fondo de cielo). Gráfico calculado para el momento del novilunio en Escorpio
Los pueblos no olvidan pero el universo menos, y en el momento cósmico perfecto, ni antes ni después la justicia divina actuará.
Entre tanto, en medio del dolor, la desolación y la oscuridad que el agua transformada en barro dejó a su paso, ha emergido el espíritu humano, de la mano de Urano que, en conjunción a la Luna en Tauro del plenilunio vino a enseñarnos el caos y la destrucción que las desatadas fuerzas de la naturaleza pueden dejar a su paso alterando la tranquilidad en los hogares, anegando los pueblos y arrasando el esfuerzo y el trabajo de años y, con lo más valioso, las vidas humanas que tristemente se han vieron en medio del desastre, un desastre que escapaba a nuestro control pero que podía haber sido atajado a tiempo para aminorar su impacto y evitar así muchas víctimas. Una catástrofe que nos despertó a una realidad contundente, sólo el pueblo salva al pueblo.
La humanidad es una gran familia y, ante el abandono y la desidia de las autoridades, el pueblo ha sabido demostrar su solidaridad y su capacidad para movilizar recursos y trabajar unidos con fuerza y tesón, tomando consciencia de ese sentimiento fraternal de comunidad que ha emergido para arropar a aquellos que lo necesitan y apoyarse unos a otros en estos momentos críticos.

En un sentido espiritual, la propuesta de trabajo interno que nos ha traído esta Luna Llena en Tauro acompañada de la energía del disruptivo y renovador planeta Urano, está orientada a propiciar un cambio radical en nuestras vida, al remover aquello que dábamos por sentado, haciéndonos salir de la zona de confort e invitándonos a despertar, a dar un salto cuántico en nuestra evolución a través del cual floreceremos nuevamente, redescubriendo nuestra belleza interior y tomando consciencia de recursos internos como la creatividad, la originalidad y la intuición que nos permitirán abrirnos paso a través de las nuevas circunstancias, perseverando ante la adversidad, redescubriendo valores como la fraternidad, la interdependencia y la libertad para renacer más prósperos y pujantes gracias a la paciencia, el esfuerzo y la perseverancia.
Es una Luna que ha venido a transformarnos a través de una crisis, de un giro radical en nuestras vidas, para que podamos comprender que esta experiencia vital es cambiante e impermanente y abracemos esta verdad para renacer más fuertes, sólidos, prósperos y seguros, fieles al llamado urgente e irrevocable que nuestra alma nos hace para que miremos dentro de nosotros y descubramos esa riqueza humana que nos habita y que entraña infinitas posibilidades, por medio de las cuales podremos manifestar nuestra realidad desde una nueva perspectiva, más coherente con nuestro actual estado evolutivo.
Hoy cerramos, por fin, este ciclo tan duro de transformación, cambio y despertar para abrir uno distinto mañana, 1 de diciembre, con el novilunio en el signo de Sagitario que planteará nuevos desafíos y aprendizajes, como también oportunidades de expansión que habremos de saber aprovechar.
No obstante, no olvidemos que aún queda mucho por hacer en los pueblos afectados por la reciente tragedia, ellos van a seguir necesitando nuestra ayuda, como tampoco hemos de olvidar todo lo aprendido de esta terrible experiencia, en medio de la cual hemos visto florecer ese espíritu de solidaridad que enaltece la naturaleza humana.
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