Tendrá lugar el 22 de junio de 2024 en el grado 1 de Capricornio y el 21 de julio a 29 grados de Capricornio
La Luna, símbolo del alma, reina nocturna que custodia el misterioso mundo de nuestro inconsciente personal y familiar, desván que aloja nuestra impronta ancestral, matriz fluctuante que alberga nuestros instintos y emociones, lienzo sobre el que se plasman las fugaces creaciones de nuestro mundo onírico y nuestra imaginación, potencia psíquica que nos permite intuir y percibir más allá de lo que nuestros sentidos físicos alcanzan a captar, receptáculo y espejo de la luz solar, de la prístina luz de la consciencia, que viene a revelar ese mundo inconsciente que ella guarda, una luz que ella devuelve convertida en magia, en poesía, en encanto pero que también puede resultar inquietante y misteriosa.
Es así que, vestida de gala, cada mes nos ofrenda una nueva oportunidad de reconocer de qué sustancia está hecho ese mundo velado que ahora aparece desnudo ante nosotros, cubierta por ese manto translúcido y luminoso que va tejiendo a lo largo de su viaje celeste con la ayuda del Sol, que la colma totalmente de sus hilos dorados la noche del plenilunio, esos hilos transmutados en plata brillante, digno atuendo de esa madre celeste a la que aúllan los lobos y escriben los poetas.
Una luna que se cuelga sobre riscos nublados y se pasea por las rocas del mar, deslumbrando las pétreas cuestas de los malecones, donde van los cangrejos a esconderse.
Esa luna que, cual cabra marina, emerge de la acuosa transparencia los mundos sutiles en busca de escapadas montañas que den forma a sus deseos.
Es la Luna llena en Capricornio la que viene a probar de qué estamos hechos, a pasarnos examen, a mostrar el fruto del esfuerzo de nuestro trabajo interno, ese que a lo largo de los años hemos ido realizando.
Una luna que puede recompensarnos o darnos el coscorrón cósmico, que viene a llamarnos la atención sobre aquello que hemos estado descuidando, evadiendo o posponiendo para que nos hagamos cargo, compartiendo su enseñanza de sabiduría práctica con aquellos que asumamos la labor de ahondar en nosotros mismos, de hacer una honesta y cruda introspección, una organizada y seria autoindagación, que nos permita reconocer nuestras necesidades y abordar nuestros instintos y emociones desde un enfoque realista y pragmático.
Y este año tendremos Luna llena en Capricornio por partida doble, ya que tanto el plenilunio de junio como el de julio tendrán lugar en este signo y vendrán modulados por la presencia de Saturno, dispositor de estos dos plenilunios por su regencia sobre el signo de Capricornio, en el sensible, emotivo, profundo, caótico, fantasioso e inspirado signo de Piscis, encontrándose además en movimiento retrógrado, ofreciéndonos la oportunidad de hacer una profunda revisión que nos permita, por un lado, reorganizar nuestro caos, sobre todo interno y, en consecuencia, también externo, reestableciendo límites y zonas de seguridad que nos preserven del abuso, la confusión, el engaño, el autoengaño, las estafas, sobre todo emocionales, y de todo aquello que pueda resultar nocivo para nosotros.
Así mismo es momento de reafirmar o reestablecer disciplinas que nos libren de la autoevasión, la procrastinación, la improductividad y la pérdida de tiempo y, por otro, revisar esas barreras castrantes, miedos desproporcionados, condicionamientos y límites autoimpuestos que, de alguna manera nos están estancando en nuestro progreso tanto en un sentido material como espiritual.
A nivel emocional, hay una marcada tendencia a la melancolía, al pesimismo y la apatía, así como al aislamiento, ya sea buscado por una necesidad de introspección que nos permita poner en orden nuestro caos y nos aporte una profunda maduración respecto a ciertas experiencias, para buscar inspiración en la seguridad de nuestro espacio íntimo, o bien, por una necesidad de descanso ante las exigencias cotidianas, como reacción ante circunstancias que nos abruman sobre todo emocionalmente. Por otra parte, estaremos experimentando una atmósfera de pragmatismo y estoicismo, siendo posible que tengamos momentos de profunda y metódica reflexión, quizá con un matiz de juzgamiento.
En este sentido, es precisaremos ser comprensivos y compasivos, tanto con nosotros mismos como con los demás, lo cual no quiere decir que no seamos justos y establezcamos límites sanos allí en donde corresponde, se trata más bien de ser ecuánimes, de ser realistas y lógicos sin que ello implique revestirnos en una coraza de hielo, actuar de forma déspota con los demás y/o darnos latigazos psicológicos a nosotros mismos, aunque precisamente puede que algunos se encuentren en un proceso de autorepresión emocional y de excesiva exigencia y autoexigencia en el plano emocional y afectivo, pudiendo incluso llegar antojarse duros, distantes y ásperos y hasta castigadores.
Otros, por el contrario, pueden encontrarse experimentando un proceso de disolución de límites y condicionamientos, derribando esos muros de contención emocional que se ha ido construyendo a lo largo del tiempo, tanto para autoblindarse ante posibles abusos externos, como para evitar exponerse a la propia vulnerabilidad, rechazando así no sólo el dolor sino las profundas emociones e instintividad que pudieran emerger del mundo interno. En este sentido, se encontrarán más proclives al llanto, más sensibles, sobre todo ante las injusticias y más empáticos pero también pueden llegar a exhibir mayor tendencia a dejarse arrastrar por el drama tanto interno como de la vida cotidiana e incluso por actitudes victimistas.
Lo ideal, como he dicho antes, es encontrar un punto de equilibrio, de templanza que nos permita sentir y expresar nuestros instintos y emociones de forma ecuánime y respetuosa con nosotros mismos y con los demás.
En todo caso, a lo largo de estos dos ciclos lunares con plenilunio en Capricornio, nos encontraremos buscando poner orden al caos existente tanto a nivel interno, en busca de esa templanza emocional e instintiva, como a nivel externo, especialmente en lo referente a nuestras necesidades básicas y nuestra rutina diaria, supliendo esas carencias materiales que nos resuelvan la vida en un sentido práctico, estableciendo, para ello, prioridades desde una óptica racional y con una visión austera, prudente y equitativa.
Esto también lo veremos reflejado en lo relativo al hogar y a la casa. En este sentido, es un tiempo idóneo para reorganizar, hacer feng shui y replantearnos la planificación de rutina para hacerla más eficiente y productiva.
En cuanto a la relación con la familia y afectos, puede que estemos más exigentes en cuanto a nuestras expectativas de conexión profunda, empatía y sensibilidad y, por otra parte, nos encontraremos poniendo límites sanos todo aquello que se antoje confuso o caótico, así como al drama y la desorganización.
Puede que estos límites sean recibidos con una actitud de victimismo por la otra parte porque de alguna manera esto le haga sentir rechazados o coartados en su conexión con nosotros, como también es posible que seamos nosotros los que experimentemos ese choque interno con los límites ajenos y podamos sentirnos rechazados. En este sentido, es importante acudir a la empatía que nos permita situarnos en la perspectiva de quien establece ese límite para determinar lo que le mueve a hacerlo y comprender que, todos necesitamos ciertos límites sanos para poder desenvolvernos ecuánimemente en la vida y sentirnos seguros.
Por otra parte, es un momento excelente para replantearnos la necesidad de poner límites respecto a todo aquello que pueda resultar adictivo o dañino en general para nosotros, a vicios como el tabaco o el alcohol, a esas comidas que en lugar de nutrirnos nos intoxican, etc., sobre todo si sentimos que hemos sido demasiado laxos al respecto, padeciendo las consecuencias en nuestra salud física y/o psicológica.
El plenilunio capricorniano de junio viene envuelto en una dinámica energética bastante tensa, con una gran cruz cósmica entre la Luna, ubicada en el grado 1 del signo de Capricornio, Neptuno, en el grado 29 del signo de Piscis, el Sol y Venus, que se encontrarán para ese momento en conjunción, junto a Mercurio. en el primer decanato del signo de Cáncer, y Lilith en el grado 29 del signo de Virgo.
En este sentido, se nos presentará el desafío de equilibrar, por un lado, la expresión sensible, emotiva, intuitiva, acogedora, receptiva, cariñosa, nutritiva y romántica del Sol y Venus en Cáncer que estarán dando y demandando dulzura y afecto y creando a través de su fértil imaginación, con la aspereza, practicidad y racionalidad emocional de la Luna en Capricornio, y, por otro, la alta sensibilidad, la profunda emocionalidad, la empatía, la entrega, la intuición, inspiración, caos, fantasía, confusión, despiste y tendencia a la autoevasión de Neptuno en Piscis con la pragmática irreverencia, la obsesión con la perfección y el trabajo (aunque a veces también la rebeldía hacia estos) y el orden transgresor, pero orden al fin, de Lilith en Virgo, que entrará en fricción con la comodidad, el disfrute de lo familiar y lo hogareño del Sol y Venus, así como con los bloqueos emocionales y las responsabilidades familiares y hogareñas de la Luan en Capricornio.
Puede, por ejemplo, que nos escaqueemos o tomemos un permiso del trabajo por compromisos sociales familiares, las responsabilidades hogareñas o simplemente porque el sofá o la cocina o la vida hogareña y familiar en sí nos han atrapado, o por el contrario, que no podamos compartir todo lo que quisiéramos con nuestra pareja, familiares y afectos en general debido a que nos encontremos totalmente volcados de lleno a nuestra faena, o bien, por temas de salud que nos aíslan.
Sea como sea, habrá una dificultad para conciliar ambas facetas, toda vez que pueden resultar mutuamente estimulantes y dinamizantes entre sí, en ese desafío y esfuerzo que supondrá el atender cada una en la medida de lo posible y en el hecho de que una puede sostener a la otra o servirle de acicate o motivación.
Por ejemplo, si dedico un tiempo a pasarlo bien con mi familia, pareja y/o afectos, me sentiré más motivada a comprometerme profundamente con mi trabajo, y si así lo hago, luego podré disfrutar nuevamente con mi familia invirtiendo en ello el fruto de mi labor.
El caso es que ambas cosas no pueden ocupar el mismo espacio ni tiempo que cada una, por su parte estará reclamando, de ahí la tensión, así que optimizar el tiempo y organizarnos lo mejor posible puede ser una buena forma de resolver lo mejor posible este conflicto, que puede ser también un reflejo de conflictos internos entre nuestro mundo emocional y racional, entre nuestro lado práctico y sensible, entre la supervivencia en un sentido material y las necesidades emocionales y afectivas.
Por su parte, la tensión entre Neptuno en Piscis y el Sol y Venus en Cáncer, por un lado, y con la Luna en Capricornio, por otro, se puede manifestar como un conflicto entre el deseo y la necesidad de compartir tiempo, afecto y placeres con nuestros seres queridos, las responsabilidades familiares y los asuntos prácticos de la vida cotidiana, y la tendencia a la autoevasión, o bien, la necesidad de tener un espacio sagrado de soledad para nuestro descanso, sanación, inspiración creativa y/o espiritualidad.
Por su parte, el plenilunio de julio tendrá lugar con la Luna llena en el grado 29 de Capricornio, en conjunción a Plutón que se encontrará retrógrado en el grado 0 del signo de Acuario, formando juntos dos cometas cósmicas, una con Neptuno, también retrógrado, en el grado le grado 29 de Piscis, Urano a 26 de Tauro y Marte, que se encontrará en conjunción a este, en el grado 0 de Géminis y Lilith a 2 de Libra, y otra con Lilith, el Sol y Marte. Entre estas puede observarse además un precioso rectángulo místico conformado por el Sol, Lilith, Neptuno y la Luna junto a Plutón.
Al mismo tiempo, la Luna llena capricorniana se encontrará formando parte de una T cuadrada con Quirón en Aries y el Sol en Cáncer.
Como vemos es un cielo sumamente dinámico y complejo que estimula nuevas oportunidades de impulso y despegue fundamentados en una liberación de viejas estructuras que, de alguna manera nos habían estado castrando a nivel emocional y/o en cuanto a la satisfacción de nuestras necesidades básicas.
El cambio entonces vendrá motivado por un sentimiento de restricción y estancamiento y una profunda insatisfacción que ya no se soporta más, en definitiva, por una necesidad urgente de liberación, renovación y evolución que sólo será posible a través de una firme disciplina interior que nos empodere, de la determinación de poner límites al caos y la desidia y de una fuerza de voluntad revolucionaria e imbatible que nos permita dar ese salto cuántico tan necesario.
Todo ello guiado por el propósito de nutrir, cuidar y acoger aquello que representa una estructura para nosotros, de sostener de forma renovada aquello que nos es íntimo, querido y familiar, aquello vinculado a nuestras emociones y a nuestras raíces, liberando el terreno de obstáculos y condicionamientos castrantes que dificultan la evolución de ese árbol familiar, así como nuestro propio crecimiento interior.
A nivel colectivo, nos revelaremos ante aquello que se antoje injusto, que rezume desigualdad o que ocasione desarmonía, guiados por un sentimiento profundo y trascendente. De alguna manera veremos confrontados a aquellos que luchan por la justicia, la concordia y los derechos inalienables y aquellos que no saben más que engañar, confundir, manipular y abusar, generando caos, miseria e ignorancia.
En un sentido más espiritual, podremos ver con mayor claridad la disyuntiva entre lo dual y lo no dual, como una invitación a reconocer que ambas son dos caras de una misma moneda, que las divisiones de la polaridad, a pesar de ser algo ilusorio, forman parte del juego que la fuente divina creó para dar curso al fractal de la existencia y que en estas radica un enorme poder capaz de crear, sustentar y transformar esa experiencia que, finalmente, nos conducirá de retorno a la fuente en la medida en que la transitemos de forma consciente, reconociendo al personaje que hemos formulado para ello, su discurso, su dualidad, para ser capaces de encauzarlo creativamente una vez que la vida sacuda su zona de confort y, de esta manera pueda vencer sus resistencias y cooperar con el salto cuántico en que ha de derivar su proceso evolutivo.
Por otra parte será posible entablar conexiones profundas y transformadoras que pueden cambiar nuestra perspectiva acerca de nosotros mismos y de los demás. Estaremos más dispuestos a mostrar y expresar nuestras emociones, pues encontraremos mayor receptividad, estando nosotros también más receptivos y sensibles, siendo más fácil vincularnos de manera comprensiva y empática.
No obstante, también es posible encontrarnos en conexiones en las que , de alguna manera se nos ponga el dedo en la llaga, permitiéndonos tomar consciencia de una herida relacionada con nuestra autonomía, decisión y liderazgo, detonando nuestras resistencias, poniendo a prueba nuestros límites y condicionamientos autoimpuestos o heredados de patrones familiares y ancestrales, forzándonos a dejar la zona de confort y a mirar en nuestro interior en busca de esa luz que llevamos dentro y a revelarnos ante cualquier vínculo castrante, injusto o desigual, así como ante el drama, el victimismo, el engaño la y la manipulación.
Por contraparte, nos sentiremos llamados a experimentar vínculos más profundos en los que sea posible, desde la comprensión de las diferencias con el otro encontrar un equilibrio, armonía y profunda compenetración que nos permita autotrascendernos, vínculos más libres, menos condicionantes y, no por ello, menos profundos y transformadores, vínculos tántricos, donde encontramos en el otro, aparentemente tan distinto a nosotros una dimensión más profunda y elevada de nosotros mismos que nos conduce a una profunda comunión, en la que nos sentimos uno con el otro y el resto del mundo desaparece pues se diluye en esa profunda experiencia de unión con la totalidad a través del otro, que no es más que otra expresión del Ser que somos.
En todo caso, la comunicación, las ideas y los contactos podrán fluir en medio de estos desafíos y oportunidades de conexión para mostrarnos otras formas diferentes de sentir, de experimentar nuestros instintos y emociones, así como también una intuición más afinada y reveladora que podría haberse estado reprimiendo a causa de miedos o inseguridades, o bien, de una visión demasiado racional del mundo sensible, y que ahora emergerá para guiarnos a posibilidades insospechadas de creación y evolución, permitiéndonos comprender que nuestro potencial es más variado de lo que creíamos hasta ahora.
Nos daremos cuenta del poder que tienen nuestros pensamientos e ideas y de la importancia de pensar por nosotros mismos y comunicar aquello que realmente deseamos con total libertad, aún a riesgo de sacudir e incluso arriesgar aquello que se antoja seguro y estable, a la hora de tomar decisiones que promuevan un cambio que nos permita florecer, al tiempo que tomaremos consciencia de la plétora de recursos que poseemos para apoyar nuestro avance, nuestra salida de la zona de confort, con iniciativas creativas que resulten originales a la par que sustentables. Puede que incluso, que estemos tan creativos y nos sintamos tan ágiles energéticamente y tan proactivos mentalmente, que nos sintamos tentados a emprender más de un proyecto a la vez.
El riesgo aquí es la posible dispersión, por lo que hemos de aplicar una buena dosis de concentración y planificación si queremos atrevemos con ello y conseguir concretar, quizá no exactamente lo que habíamos pensado en un principio pero sino algo incluso más prometedor, pues nuestras iniciativas en este tiempo pueden experimentar modificación de tipo práctico y algunos saltos cuánticos hasta evolucionar en aquello que están destinadas a plasmar.
La inspiración no nos faltará y nos apoyará en todo momento en la medida en que venzamos esa inercia interior, que nos ha podido estar atascando hasta ahora, con una profunda voluntad de renovación.
Deseo que estos dos plenilunios llenos de posibilidades de crecimiento y desarrollo puedan ser plenamente aprovechados tanto a nivel personal como colectivo.
Nuestro interior nos reclama un profundo cambio y el mundo también, es hora de dar pasos contundentes y tomar acciones para liberarnos de esos condicionamientos internos y de todo aquello que, lejos de sostenernos y contenernos amable y respetuosamente, nos oprime y retrasa nuestra evolución.
Ello no quiere decir dejar de responsabilizarse de aquello que realmente es importante, vital y productivo para nosotros, todo y que podemos encontrar la manera de hacerlo de forma comprometidamente creativa y profundamente renovadora, aplicando nuestra voluntad en ello de forma libre y soberana, sino liberarnos de lo que no nos aporta respeto, estabilidad y límites sanos sino que nos castra, reprime y aplasta a través del miedo y el autoritarismo, teniendo en cuenta además que el ejercer muestra libertad implica por su parte, una gran responsabilidad que hemos de estar dispuestos a asumir. Ojalá podamos experimentar esa libertad.
El mundo está cambiando y nosotros con él, nosotros estamos cambiando y el mundo con nosotros, todo en perfecta sincronía, o así debería ser, todo dependerá de nuestro estado de consciencia y de la coherencia que estemos propiciando desde nuestro interior.
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