El Juicio es, sin duda, uno de los arcanos más interesantes, no sólo por su connotación alegórica, que hace referencia a la resurrección que tiene lugar durante el juicio final bíblico, sino también por su profundo significado espiritual.
Esta carta del Tarot, pone de manifiesto la necesidad de despertar a una nueva forma de vida, incluso podría decirse que representa el nacimiento a la verdadera vida, a la vida del espíritu, al cual se accede a través de un proceso de renacimiento que tiene como desenlace el despertar a un nuevo estado de consciencia.
Antes de esto, la vida es vivida como una especie de trance o sueño, donde estamos dormidos, inconscientes de esa realidad trascendente del espíritu, que sólo podemos llegar a intuir, imaginar o atisbar a través de fugaces experiencias místicas, ya que nos encontramos alienados por Maya, la ilusión, estando como muertos en vida, pues no experimentamos la Vida en su esencia, inconscientes de nuestra verdadera naturaleza, pura, divina, eterna.
El Juicio es pues un llamado superior, que nos impele a despertar a esa naturaleza divina, a salir del letargo, a vencer la inercia del sueño de la existencia condicionada y reconocernos puros y eternos. Una invitación a experimentar plenamente nuestra trascendencia.
Ello implica atravesar duras pruebas, obstáculos que pueden parecer insalvables, aunado a cierta agitación, a ciertos cambios internos y externos que serán los detonantes de ese despertar y que lo acompañarán para sacudir nuestra consciencia, para espabilarnos como lo haría un despertador o un buen baño de agua fría.
Estos cambios nos proponen, a su vez, un replanteamiento de nuestra existencia. Un ver con nuevos ojos, oír con nuevos oídos, hablar con nueva voz, etc.
Es un verdadero renacer, donde nuestro energías masculina y femenina se fusionan para engendrar una versión más íntegra y elevada de nosotros mismos.
Esta carta nos habla entonces de emergencia espiritual, de replanteamiento y cuestionamiento, de un llamado divino, de oración, introspección, recogimiento, comunión, de reconexión con nuestra divinidad, de receptividad, toma de consciencia, despertar, integración de nuestras energías internas, emerger de nuestra creatividad, de nuestra inocencia y pureza, de integridad.
Sus personajes, completamente desnudos nos recuerdan la necesidad de vernos y asumirnos tal cual somos, de hacer autoobservación y autoanálisis.
Hace alusión también a la comunicación, especialmente a aquella que se hace a distancia, a través de una llamada, un mensaje, etc.
Así mismo, nos habla de todo aquello que estaba oculto y es revelado, lo que sale a la luz, de cara al mundo y a la vida, de aquello que se da a conocer públicamente, por ello puede hacer referencia a descubrimientos, verdades reveladas, a noticias, publicidad, etc.
En el plano sentimental, por sí sola, puede hacer referencia a un amor sublime, espiritual, incondicional, trascendente, por lo tanto, en una lectura de relaciones es una carta que, según las circunstancias, puede representar perdón y reconciliación. No obstante es, sobre todo, una invitación a cuestionarnos y replantearnos nuestros sentimientos, nuestra relación, nuestra pareja, o bien nuestras expectativas respecto al amor y a las relaciones.
Así mismo, hace referencia al clan o familia, a la unión familiar, la procreación, los proyectos creativos, la inspiración y la música.
A nivel emocional puede hacer referencia a un tiempo de recogimiento, autoanálisis, replanteamiento, pruebas o iniciaciones internas que nos despiertan a un estado interior más puro o elevado, sentimientos de gozo, júbilo y celebración de la vida, la verdad y el amor incondicional, así como también a experiencias de epifanía o revelaciones internas que nos convierten en una nueva persona.
Astrológicamente, es una carta vinculada al signo de Acuario y al simbolismo de los planetas transpersonales, especialmente a Urano pero también, en cierta forma, a Neptuno y Plutón.
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