Tendrá lugar el 19 de agosto de 2024 en el grado 27 de Acuario
Acuario, signo representado por el aguador celeste, hace alusión, en esencia, a una energía sutil y sumamente dinámica y cambiante, de naturaleza disruptiva, sabia y creadora.
Aunque pertenece al elemento aire, está simbolizado por las ondas etéreas, compuestas por un elemento más sutil, el akasha, que manan del ánfora de Ganímedes, el copero de los dioses, como un eterno efluvio de sabiduría divina que se precipita sobre el mundo para poner al alcance de la humanidad la posibilidad de despertar a su divinidad, a un nivel de consciencia más elevado.
Acuario está vinculado a la supraconsciencia, a la inteligencia divina, a la sabiduría universal.
Representa la energía sutil previa a la manifestación y encausadora de esta, esa estructura invisible que precede a la estructura del mundo de la forma y que, de alguna manera, le sirve de patrón y sostén energético.
Es la energía que conforma el fractal universal, en el cual están implícitas toda la plétora de posibilidades creativas, todo aquello que pueda llegar a ser imaginado y susceptible de existir, todas las expresiones y formas que el Ser o la inteligencia universal puede llegar a asumir al manifestarse en este lila (juego ilusorio), a través del cual se conoce a sí misma, y todo aquello que, de alguna manera, pueda llegar a ser creado.
Este signo representa a la misma humanidad y a su ingenio, a su naturaleza creadora, que la convierte en arquitecta de su propia existencia al ser cocreadora de su realidad, así como también a los seres superiores o energías que trascienden lo físico y que están allí para asistirnos, protegernos y guiarnos en nuestra experiencia evolutiva, como son los ángeles o mensajeros divinos, los guías espirituales, etc.
Acuario hace referencia, por un lado, a la libertad, a la independencia, a la originalidad inherente a cada ser y, por otro, a la interdependencia, la cooperatividad y el sentimiento de pertenencia a un grupo o comunidad, que puede abarcar desde la misma humanidad hasta cualquier grupo de afinidad al que podamos estar vinculados. Sea como sea, tiene que ver con el espíritu gregario y las experiencias de interconexión.
En este sentido, está relacionado con los grupos y amistades, con los contactos y las redes sociales, con las asociaciones, sindicatos y clubes, así como también con las organizaciones no gubernamentales.
Este signo, humanitario, fraternal y filantrópico, es de naturaleza cambiante, inconformista e irreverente, lo cual, aunado a ese espíritu de libertad y colectividad, se traduce en una energía rompedora, de alto impacto a nivel social, detonadora de crisis y revoluciones, que se ha hecho notar en los grandes momentos de inflexión de la humanidad, en los que la autoridad y/o el orden establecido se han vuelto obsoletos y/o demasiado inflexibles, castrantes y represores.
Tanto a escala colectiva como a nivel personal, la energía disruptiva y liberadora de Acuario se hará notar allí donde nos sintamos estancados u oprimidos. Sin esta no sería posible la evolución ni los avances en ningún sentido.
Está relacionada, entre otras cosas, con los inventos, la tecnología, la exploración espacial y las telecomunicaciones, así como con los descubrimientos. Es responsable del efecto eureka, de esos destellos repentinos de comprensión, de esos flashes visionarios que nos conectan con posibilidades hasta ahora inexploradas y nos permiten proyectarnos al futuro.
Y es que Acuario es un signo futurista, promotor de cambios repentinos que revolucionan lo conocido y nos alcanzan lo desconocido. La innovación, los adelantos, las modas, son lo suyo.
Representa los saltos cuánticos y está relacionado con los multiversos, la multidimensionalidad, las dimensiones paralelas, así como con la electricidad, las ondas de radio, electromagnéticas, etc.
En un sentido más espiritual, la energía acuariana, regida por el dinámico, cambiante y disruptivo planeta Urano, es propiciadora, junto a este, de los procesos de crisis y despertar de la consciencia, así como de los saltos de un nivel de consciencia a otro, que se dan de forma repentina, como culminación de lentos y profundos procesos de transformación interior que son más bien de naturaleza escorpiana y están regidos por Plutón. Y es que estos dos signos, Acuario y Escorpio, y sus regentes modernos, Urano y Plutón, juegan un papel crucial en nuestra evolución.
No olvidemos. por otra parte, la famosa Era de Acuario que se ha venido notando desde la Revolución industrial y que ha tenido momentos cumbre como la explosión de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, el surgimiento de diversos movimientos revolucionarios, de la filosofía de la New Age, el advenimiento de la era espacial y la era informática, entre otros sucesos.
No obstante, no olvidemos que el cambio de una era a otra es un proceso largo y lento de transición, por lo que podría decirse que aún nos encontramos bailando entre la Era de Piscis y la Era de Acuario.
En este sentido, la conjunción entre los planetas Júpiter y Saturno en el grado 0 del signo de Acuario, que tuvo lugar en el año 2020 y cuya impronta se desarrollará a lo largo de su ciclo de 20 años, así como la reciente entrada de Plutón en Acuario, cuyo tránsito se prolongará hasta el año 2044, marcan un punto de inflexión en cuanto al establecimiento de la energía acuariana para esta era de 2160 años aproximadamente que atestiguará la humanidad más fehacientemente una vez que el Sol, en su movimiento precesional, ingrese definitivamente en el signo de Acuario.
Y es que los grandes y pequeños ciclos se concatenan como los engranajes de un reloj para desencadenar los procesos de cambio y transformación dentro del proceso evolutivo de la humanidad y del mundo que habita.
Pero ahora ha llegado el momento de hablar del plenilunio en sí y de lo que nos aportará, tanto a nivel personal como colectivo, no sólo en el momento en que este tenga lugar sino a lo largo de este ciclo lunar que, pesar de ser un pequeño ciclo que se engrana con esos ciclos mayores, no deja de ser importante pues representa nuestro ciclo instintivo y emocional, donde se movilizan y salen a la luz factores inconscientes buscando ser reconocidos, carencias y necesidades clamando ser atendidas, asuntos familiares y afectivos que se dinamizan de alguna manera, así como también una forma particular de experimentar nuestra cotidianidad.
La atmósfera emocional de la Luna llena acuariana estará impregnada de ese espíritu de cambio e impredecibilidad en la que tenderemos a experimentar cambios repentinos en nuestro estado de ánimo con los que habremos de lidiar desde la aceptación y con la actitud de fluidez, apertura y desapego propia de este signo, de lo contrario, es posible que ese torbellino instintivo y emocional nos genere una sensación de stress, incertidumbre y desasosiego y/o que nos dejemos arrastrar por el arrebato del momento, pudiendo caer en situaciones extremas que acaben de forma inesperada y, en algunos casos, indeseada, al menos si lo que deseamos es preservar nuestra estabilidad y seguridad.
Hemos de entender, no obstante, que esta energía promueve el cambio allí donde todo se ha vuelto obsoleto, demasiado estático o aburrido, por lo que muchas veces esa inquietud y disruptividad emocional responde a una necesidad de cambio, novedad y liberación en alguna faceta de nuestra vida, que estará determinada por la casa astrológica de nuestra carta natal en la que tenga lugar el plenilunio.
Sea como sea, a nivel inconsciente venimos pujando por un cambio radical que nos saque de la zona de confort y nos abra a nuevas experiencias y posibilidades, por lo que de alguna manera estaremos buscando la forma de agitar el bote, como un niño revoltoso que se siente aburrido y se las ingenia para que algo pase.
Esta Luna llena nos estará invitando a tomar consciencia de esa inquietud interior y esa necesidad de cambio, renovación, independencia, interconexión y/o libertad no reconocida hasta entonces.
Es posible que seamos nosotros mismos los que, conscientemente, propiciemos ese cambio, de lo contrario, de manera inconsciente provocaremos o incluso proyectaremos afuera situaciones disruptivas que den curso al mismo.
Ahí es cuando veremos cómo nuestros arrebatos instintivos y/o emocionales detonan situaciones inesperadas, crisis, rupturas o cambios radicales, o cómo estos se manifiestan a través de nuestros vínculos más cercanos, o bien, cómo se suscitan situaciones sorpresivas que irrumpen en nuestras vidas alterando nuestra cotidianidad.
Independientemente de la casa donde tenga lugar el plenilunio, nuestro ámbito familiar y afectivo, al estar representado por la Luna, tenderá a ser un territorio de cambios y sorpresas durante este ciclo lunar. Esto puede manifestarse, por ejemplo, a través de mudanzas, reformas en casa o cambios en la decoración, la compra de algún nuevo artículo tecnológico, la ruptura de algún electrodoméstico o algún otro elemento de la casa, cambios de país, hijos que se independizan, familias que se desintegran por algún motivo, parejas que se separan, vínculos afectivos que se renuevan o reinventan, noticias de embarazo, viajes repentinos, cenas o visitas sorpresa, etc.
Sea como sea, es importante estar abiertos al cambio y aceptar que la vida es dinámica y que el cambio, aunque a priori pueda resultarnos desestabilizador y desconcertante, viene a impulsar, de alguna manera, nuestra evolución y nuestro despertar interior, o incluso puede surgir como resultado de un proceso de despertar interior que esté teniendo curso en nosotros.
En otro orden de ideas, es un momento excelente para dar rienda suelta a nuestra imaginación y creatividad pues la Luna Llena en Acuario puede sorprendernos con destellos de ingenio que, aunados a la necesidad de innovar que la misma estará movilizando en nuestro interior y a la acción creativa que el Sol en Leo estará promoviendo en nosotros, invitándonos a mostrar nuestros talentos, dando cauce a nuestra pulsión autoexpresiva y a la esencia lúdica de nuestro niño interior, así como a su deseo de brillo y reconocimiento, favorecerán que podamos cocrear con el universo aquello que precisa ser manifestado a través nuestro.
La conjunción de Mercurio retrógrado al Sol en el signo de Leo, favorecerá, entre otras cosas, que podamos recuperar antiguos escritos o ideas que en algún momento tuvieron éxito o que de alguna manera representan una muestra de nuestro potencial creativo y presentarlas de cara al presente descubriendo que aún están vigentes y que la vida nos ofrece, a través de estas, una nueva oportunidad de reconocimiento y de poder aportar nuestra visión que, con la presencia de la Luna llena en Acuario, será percibida por los otros desde la perspectiva particular de cada uno, de la misma manera que se nos ofrecerá la oportunidad de apreciar el talento de otros desde el filtro de nuestra propia perspectiva, lo cual puede resultar en un enriquecedor y nutritivo intercambio de visiones y perspectivas que puede detonar un despertar o renovación interior en cada uno de nosotros.
El asteroide Vesta también se encontrará acompañando al Sol y a Mercurio en Leo, llevándonos a tomar consciencia de que el fuego de la creatividad es una llama inextinguible que está presente en nosotros como parte de nuestra esencia divina y que hemos de preservarlo y honrarlo a través de nuestra autoexpresión.
La Luna en oposición a Vesta en Leo nos recordará que ese fuego creativo que cada uno de nosotros posee en el espacio sagrado de su corazón constituye una valiosa ofrenda para al resto de la humanidad que acogerá su luz, la reflejará y multiplicará de diferentes formas a través de su inventiva, que se verá estimulada a generar nuevas y originales creaciones.
Como bien se suele decir, cuando nos permitimos brillar, automáticamente damos permiso a los otros para hacerlo, cada uno desde su propia esencia y dones creativos, desarrollando así todos nuestro potencial, cocreando juntos esta maravillosa experiencia evolutiva.
Por otra parte, la Luna llena acuariana estará tendiendo una invitación a estar más cercanos a nuestros amigos, así como también a abrirnos a conocer nuevas personas y a establecer nuevos contactos o conexiones, ya sea de manera presencial o a través de las redes sociales. Sea como sea, estaremos más predispuestos a experimentar y a descubrir lo nutritiva que puede ser la interdependencia.
Esta Luna nos recuerda que los amigos son, en cierta forma, nuestra familia, esa familia que nosotros hemos elegido consciente o inconscientemente a lo largo de nuestra existencia, y que la humanidad es también una gran familia de la cual formamos parte. Y es que la energía de Acuario tiene un sentido de universalidad, igualdad y fraternidad que nos acerca y unifica.
Dentro de la dinámica energética asociada a este plenilunio nos encontramos con una T cuadrada conformada por la Luna llena en Acuario, el Sol, Mercurio retrógrado y Vesta en Leo y Urano en Tauro.
Esta no hará más que acentuar la agitación y la impredecibilidad de esta Luna llena en medio de un ambiente de tensión que generará inestabilidad especialmente en un sentido económico o material, o bien, en algún asunto o asuntos que, de alguna manera, dábamos por sentados, que ya estaban arraigados o se habían ido perpetuando en el tiempo, socavando así nuestra sensación de estabilidad y seguridad, forzándonos a dar un giro de timón o a salir de la zona de confort.
Esta cuadratura puede hablar, por un lado, de nuestra necesidad de cambio y, por otro, de nuestra resistencia a este. Y es que, a veces, por mucho que nuestra alma alce su grito de libertad o clame por un cambio y renovación, la agitación y la inestabilidad que esto genera puede causarnos cierto temor, paralizándonos y/o haciéndonos sentir desconcertados, lo cual puede resultar muy incómodo e inquietante.
No obstante, se nos está invitando a vencer esas resistencias y buscar la forma de encajar los cambios necesarios con ingenio y sabiduría. Es necesario tomar consciencia de que la destrucción e inestabilidad que genera el cambio no está más que arando el terreno en que florecerán nuevas y prometedoras posibilidades, fomentando así una necesaria renovación en nuestras vidas.
A nivel colectivo, también se harán notar los cambios y situaciones inesperadas, en forma de caos, agitación social, revoluciones, golpes de estado o cualquier otra situación inesperada y, en mayor o menor medida, caótica y/o violenta, que pueda representar una ruptura del orden (o desorden) establecido. Será posible atestiguar, por ejemplo, mayor número de protestas o manifestaciones que pueden llegar a ser multitudinarias, quiebres bursátiles, atentados u otro tipo de hechos capaces de desatar el caos y generar alteración social, así como también mayor probabilidad de desastres naturales y/o fenómenos naturales contundentes, tales como terremotos, deslizamientos de tierra, tormentas eléctricas, lluvias torrenciales y fuertes vientos, incluso, huracanes.
Sea como sea, el clima puede estar más cambiante y/o extremo de lo habitual, al tiempo que la atmósfera social podrá mostrarse más dinámica y explosiva.
Es importante que estemos preparados, en la medida de lo posible, ante cualquier imprevisto y, sobre todo, que evitemos embarcarnos en situaciones de riesgo o en las que tengamos poco control, seamos conscientes y precavidos pues el ambiente estará caldeado en algún sentido y es mejor no tentar la suerte.
Estemos pues atentos y abiertos al cambio, siendo conscientes de que este es parte de la vida, fluyamos y estemos lo mejor preparados posible ante lo inesperado y vivamos el presente que, como su nombre lo indica, es un regalo y, es tan efímero y escurridizo que, si no estamos presentes, en toda la magnitud que esta palabra tiene, nos lo perdemos y, con ello, nos perdemos de experimentar la vida en tiempo real y de disfrutar de todo aquello que tenemos y damos por sentado y que sólo cuando llega el huracán a arrasarlo todo es cuando lo valoramos.
Seamos conscientes entonces de esa impermanencia, no para vivir atormentados esperando lo peor sino para vivir realmente, sacándole el jugo a la vida, disfrutando la belleza que brinda la libertad de Ser y estar presente a cada instante.
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