Eclipse Solar en el grado 29 de Aries

Eclipse del 20 de abril de 2023

Los eclipses son acontecimientos cósmicos muy señalados que detonan procesos de toma de consciencia de aquello que está en la sombra, es decir, aquello que de alguna manera ha sido relegado al inconsciente, ya sea porque lo hemos olvidado, negado o reprimido.

Tanto en los eclipses solares como lunares, la luz, solar o lunar, según el caso, cede paso a la sombra que le roba por un rato su protagonismo para hablarnos con ese lenguaje impactante, íntimo y profundo del inconsciente, invitándonos a mirar dentro de nosotros y observar lo que esa oscuridad contiene.

En un eclipse solar, la Luna, que simboliza precisamente al inconsciente, al principio femenino, pasivo, receptivo, intuitivo, emocional y fértil, nuestro mundo interior con su lenguaje de instintos, emociones, intuiciones y sueños, oculta al Sol, que simboliza al principio masculino, activo, creativo, racional y fecundador, el foco y la luz de la consciencia pero también el resplandor del ego que la vela y nos ciega.

El astro rey representa, entre otras cosas, nuestra vitalidad, creatividad y brillo, nuestros talentos y nuestro propósito de vida.

Por lo tanto, cuando tiene lugar un eclipse de Sol, nuestro mundo inconsciente, con toda su carga instintiva y emocional, reclama atención al ocultar aquello de lo que ya tenemos consciencia para mostrarnos eso que intuimos pero que normalmente nos cuesta ver.

En otras palabras, ese apagón de la luz de la consciencia, representada por el Sol, hace posible que lo inconsciente sea visibilizado para que pueda ser observado, experimentado, sentido, elaborado y, finalmente, incorporado a la luz de la consciencia, haciéndonos sentir renovados en algún sentido y con mayor claridad después de ese proceso de profunda introspección y reconocimiento de la sombra que habita nuestro interior al que el eclipse solar nos invita.

Para hacerlo más gráfico, teniendo en cuenta que cuando ocurre un eclipse solar lo hace en la fase de luna nueva pues es cuando puede darse la oportunidad de que el Sol sea ocultado por la Luna, lo cual sucede en aquellos novilunios que tienen lugar en proximidad a uno de los nodos lunares (puntos de cruce de la órbita lunar con el plano de la eclíptica), podemos darnos cuenta de que los eclipses solares representan las únicas oportunidades que tenemos durante el año de ver o distinguir la Luna en el cielo cuando está en su fase nueva ya que, por estar totalmente oscura, normalmente es imposible verla en el cielo en ese momento de su ciclo.

Así que uno de los “milagros o prodigios cósmicos” que nos obsequia este fenómeno, además de la ocultación del Sol y la aparición de las estrellas al convertir por instantes el día en noche, es esa oportunidad de poder ver la Luna cuando está en su momento de total oscuridad, cuando su energía está en su etapa de mayor profundidad e introspección, cuando ese arquetipo de la bruja cósmica, que la Luna nueva simboliza, se hace presente con todo su poder, magia, misterio y profunda y transformadora sabiduría, cuando la semilla de un nuevo ciclo lunar se encuentra en ese estado de latencia, con todo su potencial concentrado en un punto del escenario celeste, preparándose para poder emerger y desarrollarse a medida que la Luna vaya creciendo en luz a lo largo del ciclo.

Cuando ocurre un eclipse de este tipo, el Sol, ocultado por la Luna, le cede por instantes el papel protagonista, desapareciendo tras esta, viendo opacadas, mermadas o anuladas su hegemonía y poderío, para volver a emerger de nuevo con renovado brillo, con nuevo impulso, con mayor fuerza y poderío, así como también con mayor conocimiento.

Un eclipse solar es pues una oportunidad de autoindagación profunda que permite potenciar nuestra autoconsciencia.

Es un momento de reconocimiento de esas partes de nuestro mundo interior que están en sombra, esas que habitualmente no vemos, que han estado siendo negadas u ocultadas de nuestra vista, para que al mostrarse desnudas ante nosotros podamos darles el lugar que les corresponde al resignificarlas e integrarlas a la luz de la consciencia.

Sólo cuando somos capaces de observar nuestra oscuridad podemos reconocer que en ella se encuentra un enorme potencial para la luz.

Descubrimos entonces que esa oscuridad constituye la materia prima de la que se nutre la consciencia para poder evolucionar.

En este sentido, los eclipses solares, son momentos claves para la evolución de la consciencia que hemos de aprovechar al máximo, como lo son también los eclipses lunares pues, aunque de manera distinta, estos últimos también nos invitan a un profundo trabajo de introspección en aras de nuestro proceso evolutivo.

El eclipse solar que nos ocupa en esta oportunidad, acaecido el día 20 de abril de 2023, ha tenido lugar en el grado 29 del enérgico, emprendedor y aguerrido signo de Aries.

El grado 29 de un signo, además de reflejar su propia energía, guarda también cierta relación con la energía del signo siguiente por encontrarse al lado de la “frontera zodiacal” entre un signo y otro, constituyéndose en un punto desde donde ya percibimos las escenas, colores y aromas del otro lado de esta, es decir, del signo siguiente, como si el planeta en cuestión, en este caso el Sol, ya estuviera allí.

Esto, aunado al hecho de que al momento máximo del eclipse, que tuvo lugar exactamente a los 29°50’ de Aries, parte del disco solar, cuyo tamaño angular, desde nuestro punto de vista terrestre, es de 30 minutos de arco, ya se encontraba en el grado 0 del signo de Tauro, y de que antes de finalizar el eclipse, la Luna, uno de los astros que conforman dicho fenómeno, ya se encontraba en Tauro, nos plantea una peculiaridad energética respecto a este eclipse pues, de alguna manera, ha movilizado tanto la energía ariana como la energía de Tauro, impregnando su impronta del significado de ambos signos.

Antes de comenzar con el análisis de este eclipse solar hemos de pensar que el hecho de que el Sol se vea ocultado representa un decaimiento de esa energía, la cual ha de ser interpretada obviamente en función del signo en el que tiene lugar el eclipse.

Esto quiere decir que todas las cualidades del Sol en Aries, así como también del Sol en Tauro, pueden verse eventualmente opacadas, menguadas o anuladas de alguna manera para permitirnos experimentarlas de forma más interiorizada y emocional y, de esta manera, propiciar una nueva manera más coherente y creativa de expresarlas o encauzarlas racional y exteriormente.

En lo que respecta a la energía ariana, puede que este eclipse solar comporte pues cierto debilitamiento, una disminución de nuestra energía vital, del impulso sexual, de las ganas de emprender y la capacidad de liderar, de luchar y de tomar decisiones mientras que, a nivel emocional, podremos ver emerger el lado más oscuro de la naturaleza ariana que tiene que ver con la ira, con la masculinidad tóxica que pueda habitar en nuestro interior, con el instinto violento y depredador, así como también con el ánimo pendenciero, competitivo y egoísta, con la necesidad de protagonismo y con la arrogancia.

Es posible, por ejemplo, que experimentemos alguna circunstancia que desate nuestra furia o una profunda inconformidad de que las cosas no sean como nosotros necesitamos que sean o sentimos que han de ser.

Por otra parte, puede que lleguemos a experimentar cierta frustración de no poder ser nosotros mismos en algún ámbito de nuestra vida, de vernos imposibilitados de hacer las cosas a nuestra manera, de conquistar el objeto de nuestro deseo, de ganar una disputa o de ser el/la primero/a en aquello que nos motiva o entusiasma.

Es un tiempo en el que podemos enfurecernos más fácilmente, así como llegar a enganchar en discusiones en las que sentimos que nos debilitamos enormemente o que carecemos de la fuerza y la habilidad necesarias para estar a la altura del conflicto.

Es como si ese guerrero que habitualmente somos en un ámbito de nuestra vida, representado por la casa de nuestra carta natal en la haya tenido lugar el eclipse, estuviera cansado o desentrenado y precisara mirar muy profundo en su interior hasta encontrar de nuevo su esencia desde la raíz, teniendo que reconocer su sombra para ello.

Es posible también que en ese proceso de autoindagación al que el eclipse nos está invitando descubramos talentos ocultos o cualidades relacionadas con la energía ariana que desconocíamos que teníamos o a las que no estábamos sacando provecho, como pueden ser el liderazgo y las habilidades empresariales y ejecutivas, la capacidad de asumir riesgos, o incluso algún talento deportivo, claro que ello dependerá también de en qué casa nos haya caído el eclipse y de que alguno de estos talentos o habilidades ya se halle señalado en nuestra carta natal a través de planetas presentes en ese signo y/o en alguna casa que favorezca su expresión, como por ejemplo, un Sol o un Marte en casa V para los deportes, o un Marte en casa I, V, VI o X para las habilidades empresariales.

Sea como sea, este eclipse puede mostrarnos esa capacidad de lucha, liderazgo y/o emprendimiento, así como ese espíritu competitivo que estaba oculto en nosotros en algún área de la vida representada por la casa de nuestra carta natal en la que haya tenido lugar el eclipse, o bien un replanteamiento o renovación acerca de cómo usamos o enfocamos las capacidades o habilidades arianas, así como la energía ariana en general, a través de ese ámbito de la vida.

Aries también está relacionado con la masculinidad y el impulso sexual, por lo que este eclipse puede representar una oportunidad para renovar la visión y/o la manera de percibir y/o de experimentar y expresar esa energía en nuestra vida y también en la sociedad pues recordemos que estos acontecimientos cósmicos tienen una especial repercusión a nivel colectivo.

Independientemente de esto, el hecho de que el Sol, como energía, simboliza al principio masculino fundamental puede representar, a la sazón de lo que es un eclipse solar, el debilitamiento, oscurecimiento caída o pérdida de alguna figura masculina importante o vital para nosotros en algún ámbito de nuestra vida.

Por si fuera poco este eclipse estará enmarcado por una conjunción con Júpiter en Aries y una cuadratura de los luminares a Plutón en Acuario, dándole un impacto aún mayor que lo hará más intenso y removedor.

Respecto a la conjunción del eclipse con Júpiter en Aries, pueden desencadenarse acontecimientos que nos hagan revisar aquellas creencias o ideologías con las cuales nos sentimos identificados, ya sean de tipo político o religioso, o bien, nuestra particular filosofía de vida y/o el sentido que la existencia tiene para nosotros en cuanto a individuos.

Es un momento en el que nuestra fe puede verse probada y habremos de creer más que nunca en nosotros mismos, siendo justamente eso lo que puede mantenernos a flote ante la intensidad de este eclipse, toda vez que se nos estará invitando a expandirnos de forma audaz y auténtica, a autoconocernos y a aprender a autoafirmarnos, o bien, a autoafirmarnos a través del aprendizaje, de los estudios, de los viajes, de las creencias o de la cultura, así como también a ser más independientes en cuanto a nuestros sueños, ideales y aprendizajes, a ser autodidactas, a tener autoconfianza y ser fieles a nosotros mismos en aquel área de nuestra carta donde este tránsito está teniendo lugar.

Es importante añadir que este planeta será el activador del eclipse cuando llegue al grado en que este ha tenido lugar, es decir, 29°50’ de Aries, cosa que ocurrirá exactamente el próximo 16 de mayo.

Esa activación por parte de Júpiter representará un factor que, de alguna manera, aliviará o compensará las tensiones o crisis que este eclipse pueda haber movilizado. 

Esto podría darse, por ejemplo, a través de algún acontecimiento que nos expanda, nos devuelva o reavive la fe en nosotros mismos, de algún suceso o experiencia divertida, de algún nuevo aprendizaje, de algún acontecimiento de tipo cultural o educativo, de un evento político o religioso, de un viaje o de algún otro tipo de contacto con el extranjero.

Además, Júpiter podría darle un impulso expansivo y/o magnificador a aquello que el eclipse haya podido detonar, sea lo que sea.

Por otra parte, durante esa activación, algunos podemos llegar a sentir una especie de optimismo o fe ciega que nos tiente a asumir grandes riesgos o a involucrarnos en algún proyecto o aventura apasionante sin medir mucho los pros, los contras ni las consecuencias, casi por el puro disfrute de vivir la experiencia.

Será como una especie de desenfreno que finalmente puede resultar positivo o negativo dependiendo de las circunstancias así que, por si acaso, sería recomendable un poco de sana prudencia no sea que el exceso de confianza o el derroche de energía o audacia nos juegue una mala pasada. 

Puede ser, por ejemplo, que nos sintamos y actuemos como Peter Pan en algún ámbito vital, por mucha madurez que este nos demande, o que nos lancemos sin pensarlo y sin templanza al disfrute de las cosas buenas de la vida, y caigamos en excesos con una actitud arrogante y envalentonada que luego puede pasarnos factura.  

Sea como sea, aquello que hagamos y lo que acabe aconteciendo a consecuencia de ello, sea o no positivo para nosotros y para quienes nos rodean, obtendremos un aprendizaje que habremos de tener en cuenta en función de nuestro trabajo interno, de nuestro propósito vital y de nuestro proceso evolutivo.

En todo caso, en un sentido más elevado, Júpiter, en su papel de activador del eclipse, puede hacernos sentir embriagados de vida, dichosos y abundantes, infundiéndonos una enorme pasión y entusiasmo, que pueden ser muy positivos si sabemos canalizarlos adecuadamente, así como una sensación de paz, satisfacción y prosperidad que puede resultar muy reconfortante, al situarse sobre ese grado, 29 de Aries, en el que aún en el fragor de la batalla y los desafíos que ese signo representa y de ese optimismo inquieto y desenfrenado que Júpiter allí nos insufla, ya puede presentirse la energía serena, fértil y estabilizadora del signo de Tauro, signo en el que este planeta ingresará el mismo 16 de mayo y en el que estará durante un año aproximadamente para brindarnos la oportunidad de prosperar y expandirnos de forma sólida y tangible a través del ámbito de nuestra existencia relacionado con la casa de nuestra carta natal en la que este tránsito tenga lugar.

Por su parte, la cuadratura del eclipse, es decir, de la Luna y el Sol eclipsado por esta en el grado 29 del signo de Aries, con Plutón, que se encuentra transitando el grado 0 de Acuario, viene a representar una gran tensión entre nuestro impulso vital y aquello que, de alguna manera, busca transformarnos profundamente de forma repentina y radical.

Ello puede acarrear algún tipo de ruptura, pérdida o lucha de poderes entre el propósito personal y el pulso transformador de lo colectivo o lo grupal.

Esto puede traducirse en cosas tan variadas como conflictos con los grupos y/o amigos, en luchas de poder con personas influyentes en nuestras vidas, que nos hacen sentir que estamos a merced de su voluntad, en detrimento del control respecto a nosotros mismos, a nuestra vida o a nuestros deseos personales, así como en tensiones por celos o manipulaciones de cualquier tipo, dramáticas y transformadoras rupturas, decisiones forzadas por causas ajenas a nuestra voluntad so pena de ver destruidos nuestros emprendimientos, nuestra imagen personal o nuestra reputación si no tomamos acciones.

En un sentido más mundano, podrían llegar a desatarse acontecimientos dramáticos como pueden ser revoluciones, atentados, accidentes, explosiones, actos terroristas, seísmos, etc.

Por supuesto que esto no tienen porqué tocarnos directamente a nosotros, no todos tendremos comprada esa trágica lotería, cada uno tiene sus posibles destinos en su mapa natal, pero estas son las energías que a nivel colectivo se estarán movilizando de aquí a seis meses.

Aún así, confiemos en que tales cosas no sucedan, o bien, que se expresen de las formas menos terribles en cuanto a sus posibles repercusiones.

En tal sentido, podemos mencionar, por ejemplo, la explosión del cohete del Musk acaecida justo el día del eclipse, sólo a él se le ocurre lanzar un cohete el día de un eclipse y más este con las energías que este eclipse en particular entraña pero al menos es un evento que, aunque ha tenido repercusión mediática, no nos afecta directamente. Ojalá todo sea eso, como se suele decir.

Sea como sea, la cuadratura del eclipse a Plutón en Acuario nos plantea el desafío de tener que soltar o transformar radicalmente algo en un ámbito de nuestra vida o a través de este, al tiempo que luchamos por aquello que nos motiva y nos nutre en otro o que nos autoafirmamos desde una perspectiva más profunda y honesta con nosotros mismos.

Será un tiempo pues de renacimiento y reinvención que puede  abrirnos la puerta, tal como indica la promesa del Nodo Norte en Tauro en torno al cual ha tenido lugar el eclipse, a una nueva etapa de prosperidad, a la entrada de nuevos recursos, a una nueva perspectiva acerca de nuestra autoestima, así como también a personas o situaciones que llegan a nuestra vida para aportarnos nuevos valores o hacernos replantear o reformular los propios.

No obstante, como he comentado al principio de este artículo, el eclipse como tal también afecta directamente a este signo, por lo tanto, las cualidades solares taurinas también estarán siendo sometidas a examen, pudiendo verse eventualmente debilitadas para luego emerger desde una nueva perspectiva, más íntegra o coherente, facilitando así el que podamos aprovechar las oportunidades que el Nodo Norte nos estará ofreciendo.

Es así, por ejemplo, que podríamos ver flaquear u opacarse aquello que parecía consolidado en algún ámbito de nuestra vida, lo cual necesariamente nos invitará a una profunda introspección acerca de ello para sentir nuestras motivaciones más íntimas al respecto y, de esta manera, resignificarlo.

Así mismo, en este tiempo puede llegar a movilizarse un cambio de perspectiva a nivel económico, de recursos, valores y autoestima, pues seremos capaces de percibir a un nivel más profundo, honesto y revelador nuestra visión acerca de estos asuntos y nuestras necesidades al respecto, al tomar consciencia de condicionamientos inconscientes y ancestrales que estaban marcando la pauta de como hemos venido viviendo y expresando estos temas hasta ahora, ofreciéndonos una visión más clara e íntegra que nos permitirá ser capaces de experimentarlos y expresarlos de una forma más coherente o alineada con nuestro actual estado de conciencia.

De igual manera, esa Luna nueva eclipsando al Sol en Tauro nos mostrará el lado más oscuro de la energía taurina, como puede ser su terquedad, su apego, su posesividad, su materialismo y su tendencia a los excesos, todo lo cual podremos palpar en este tiempo a través de la experimentación de nuestros instintos, necesidades y emociones, viendo de alguna manera opacadas en nuestro accionar cualidades propias de este signo, como pueden ser la practicidad, la paciencia, el trabajo, el esfuerzo, la perseverancia, el ahorro, la belleza, la paz, la seguridad, etc., afectando en cierta forma nuestra expresividad, creatividad e incluso nuestro propósito vital, a través del ámbito de la vida en el que el eclipse ha tenido lugar, para luego, después de la correspondiente introspección y toma de consciencia, poder emerger de forma renovada en nosotros y, de esta manera, salir fortalecidos de alguna en ese ámbito de la vida.

La cuadratura de la Luna y el Sol a Plutón en Acuario también nos propondrá, en este sentido, a través de ciertas tensiones, desafíos y luchas de poder una transformación radical y una forma renovada, original, libre y rebelde de empoderarnos mientras que nos esforzamos en gestionar más eficientemente nuestros recursos, nos replanteamos o afirmamos nuestros valores y reformulamos o renovamos nuestra autoestima.

Este aspecto constituye además un estímulo que nos invita a desarrollar, aunque de manera forzada o desafiante, las cualidades de este signo, así como un llamado a tomar consciencia acerca de esas actitudes taurinas, como pueden ser la terquedad, el materialismo o la parsimonia, que pueden resultar contraproducentes en función de la manifestación de nuestro propósito o exponernos al sometimiento y a la pérdida de control sobre nuestras vidas.

Es posible que tengamos que experimentar algún tipo de pérdida que afecte nuestra economía, nuestros recursos, valores y/o autoestima, o soltar ciertas cosas o costumbres que hasta ahora han podido estarnos afectando en este sentido.

En todo caso, esta cuadratura nos llevará a desarrollar una gran y renovada resiliencia toda vez que nos estará invitando a transformarnos y evolucionar.

Igualmente, se estará poniendo a examen la relación que tenemos con nuestro cuerpo y las formas “conscientes” o inconscientes en que destruimos ese templo que habitamos y que es nuestro vehículo en esta experiencia vital, proponiéndonos una relación más profunda con este y aprender a estimular su fuerza potencial para hacerlo más resiliente a los desafíos diarios a los que puede verse expuesto, dándole lo que necesita para poder recuperarse y renovarse, cuidando más nuestro descanso, nuestra alimentación, así como nuestro ornato y nuestra belleza.

Para ello, habremos de tener en cuenta la presencia de la Tierra, dispositor moderno del signo de Tauro, en el opuesto signo de Escorpio, pues nos permitirá tomar consciencia de las formas en que machacamos nuestro cuerpo físico, de cómo a veces lo sometemos a una especie de tiranía que va mermando sus fuerzas y su rendimiento, debilitando así nuestra salud, matándolo lentamente.

Ese tránsito de la Tierra por el signo de Escorpio es un llamado pues a transformar nuestra relación con el cuerpo, así como con el mundo físico o material en general, con el dinero, con los bienes y recursos, aprendiendo a empoderarnos en este sentido, como es también, al mismo tiempo, una invitación a tomar consciencia de la impermanencia de todo ello, para darnos cuenta de que, más allá de esa instancia física, hay una esencia transcendente que es la que permanece y que, no obstante, hemos de ocuparnos a profundidad de ese mundo material pues es el que permite a la consciencia reconocerse y evolucionar a través de esta experiencia humana.

Por su parte, Venus, otro de los dispositores de este eclipse, por su regencia tradicional sobre el signo de Tauro, nos está proponiendo a través de su tránsito por el signo de Géminis, aprender a comunicar nuestras necesidades desde el amor y la paz, cuidando la belleza de nuestro lenguaje y aprendiendo a seducir a través de las palabras, siendo capaces de hacernos escuchar y comprender con gracia y de atender a lo que el otro nos está comunicando con la percepción bien dispuesta, con nuestros sentidos abiertos y receptivos para, de esta manera, facilitar la comprensión a través del intercambio comunicativo, lo cual resultará muy beneficioso para nuestras relaciones de pareja y de asociación así como para nuestra sociabilización en general.

Venus en géminis nos llevará a valorar la comunicación, tanto como la complicidad, la inteligencia, la objetividad y la versatilidad, y a experimentar estas cualidades a través de nuestras relaciones de pareja, asociación y la interacción social.

Finalmente, Marte, dispositor también de este eclipse por su regencia sobre el signo de Aries, se encuentra transitando por el signo de Cáncer, propiciando una expresión sensible de nuestros impulsos, que serán guiados por nuestra intuición y emociones y que pueden antojarse fluctuantes o arbitrarios, en detrimento de un direccionamiento más firme y determinado.

Esta presencia de Marte en Cáncer reafirma la posibilidad de conflictos interiores y rabietas, así como de disputas familiares u hogareñas que pueden detonarse o verse acentuadas con este eclipse en Aries, en especial respecto a temas monetarios o de tipo práctico por la estela que este eclipse también dejará sobre el signo de Tauro, eclipse que, al estar impregnado de ambas energías puede aunar la influencia de ambos signos en cuanto a la sensibilidad, lo emocional, lo psíquico, lo afectivo y lo familiar (vinculado a la luna), y la actividad, lo expresivo y lo creativo (relacionado con el Sol), así como en cuanto a los asuntos relativos a la casa en la que ha tenido lugar el eclipse, pudiendo propiciar, entre otras cosas, iniciativas que tenderán a consolidarse, que prometerán prosperidad o donde lo económico o material tendrá un papel preponderante, conflictos relativos a lo material, impulso sexual envuelto en un halo de sensualidad y/o de ternura, decisiones en pro de la seguridad o la estabilidad, intrepidez combinada con fortaleza, persistencia y paciencia, temperamento impetuoso que se calma o asienta, coraje dotado de un espíritu de gracia y belleza, etc.

No obstante, puede que todas esas cualidades sean primero puestas a prueba, surgiendo como fruto de ese reconocimiento y replanteamiento interior al que el eclipse nos está invitando, estimulados por la autoconfianza que Júpiter en Aries nos dispensa y acicateadas por las tensiones y el desafío que nos plantean las transformaciones radicales y/o sorpresivas, el empoderamiento revolucionario y/o las coacciones a nuestra libertad, manipulaciones coyunturales y luchas de poder promotoras del cambio que este eclipse generará en confabulación con Plutón en Acuario.

A nivel mundano, este eclipse puede hacer recrudecer la crisis económica y de recursos y plantearnos el reto de buscar alternativas para garantizar la subsistencia y la sostenibilidad, así como de empoderarnos colectivamente ante los cambios radicales que pretenden imponernos desde las esferas del poder establecido que buscan coartar nuestra libertad y nuestros derechos con la excusa del cambio climático, que se ha visto enormemente agravado y acelerado fruto de la manipulación climática.

Así mismo, este eclipse también pondrá en la palestra el tema del control social y financiero a través de la tecnología, así como los peligros de la inteligencia artificial y de las redes sociales.

Como en todo eclipse de Sol será posible atestiguar la caída o el oscurecimiento de personajes resaltantes a nivel social, en especial mandatarios, pero también otro tipo de personalidades famosas o relevantes  como actores (regidos por el Sol), sobre todo de acción, dada la energía ariana de este eclipse, militares de alto rango y deportistas  (vinculados a la energía de Aries), así como también banqueros o personajes relacionados con el mundo financiero (representados por la energía de Tauro).

Igualmente, con la conjunción de Júpiter a la Luna y el Sol durante el eclipse, será posible ver el lado oscuro de personajes resaltantes del mundo religioso, filosófico, político, cultural o educativo, lo que contribuirá a esa búsqueda de fe y de sentido en nosotros mismos más allá de cualquier creencia o ideología.

Como veis, la estela que ha dejado esta Luna nueva y este eclipse solar es bastante intensa y movidita y promete cambios, tanto a nivel personal (lo cual será especialmente notable en aquellas personas con planetas en los últimos grados de Aries, Cáncer, Libra y Capricornio o en los primeros grados de Tauro, Leo, Escorpio y Acuario), como a nivel  colectivo.

Mi recomendación es  mantener la calma, meditar, escuchar nuestro cuerpo y hacer el debido trabajo interno para facilitar ese cambio de perspectiva y esa renovación que este eclipse nos propone y poder fluir lo mejor posible ante los cambios y nuevas oportunidades que se presenten.


Nathacha Oura

Astrología Consciente 

Astrología | Tarot | Consciencia


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